El 90 por ciento de la población que padece disfagia no está diagnosticada ni correctamente tratada, según indica el Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM), que estima que más de dos millones de personas tienen esta enfermedad.
Por eso, con motivo del Día Mundial de la Disfagia, que se celebra el próximo domingo, 12 de diciembre, CPLCM resalta la necesidad de visibilizar este síntoma y sus implicaciones físicas, sociales y anímicas entre la población general, pero también entre los profesionales sanitarios, que no siempre le otorgan laimportancia necesaria.
"Con frecuencia nos derivan para rehabilitación a personas que han sufrido un ictus o padecen otras patologías neurodegenerativas y tienen problemas del habla, del lenguaje, pero no siempre se estudia si sufren disfagia. Y es clave que trate también este síntoma", ha explicado Salvador Jiménez, logopeda experto en disfagia que trabaja en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y miembro del CPLCM.
Según este especialista, la deglución o paso de los alimentos sólidos o líquidos desde la boca al estómago "es una de las acciones neuromusculares más complicadas del organismo", puesto que involucra a 50 músculos en un breve espacio de tiempo y requiere de una coordinación minuciosa. Al cabo del día, una persona deglutina alrededor de 2.000 veces y no solo para comer sino también se produce al tragar saliva.
"Cualquier alteración en este mecanismo puede tener importantes repercusiones funcionales y psicosociales y puede comprometer la calidad de vida de la persona", ha asegurado el profesional.
Debido a la dificultad para tragar ciertos alimentos, los pacientes dejan de tomarlos, lo que da lugar a una dieta insuficiente, generalmente en proteínas. Como consecuencia, en estas personas, existe pérdida de fuerza y masa muscular, y mayor riesgo de fragilidad, lo que le limitará en las actividades de la vida diaria y condicionará en estado cognitivo y anímico. De hecho, la fragilidad está relacionada con una mayor prevalencia de discapacidad y dependencia.
Por tanto, el CPLCM considera necesario un abordaje correcto de este síntoma con rehabilitación logopédica de los músculos implicados en la deglución, adaptación de la dieta, aplicación de técnicas posturales al comer, etc y así favorecer el bienestar físico pero también anímico de los pacientes.
"El logopeda es un profesional imprescindible en el diagnóstico y la rehabilitación de la disfagia, sobre todo en la disfagia orofaríngea. Nuestra intervención no puede ser suplida por otro profesional. Entre las funciones del logopeda en casos de disfagia están el cribado, evaluación, orientación terapéutica, estimulación, tratamiento específico, prevención en grupos de riesgo", ha valorado Salvador Jiménez.
Agencias
10/12/2021