La socióloga Rebeca Cordero recomendó este jueves que los centros educativos formen en valores, inteligencia emocional y riesgos de las redes sociales, que los padres acorten las distancias con sus hijos y los entornos en que estos se mueven y que los niños alcen la voz ante lo que vean injusto y no lo eviten por miedo a ser "el chivato", como formas para combatir el acoso y ciberacoso.
Así lo aseguró la también docente y miembro del grupo 'Conocimiento-Investigación en Problemáticas Sociales' de la Universidad Europea con motivo del 'Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela', incluido el ciberacoso, designado por los Estados miembros de la Unesco, que se conmemora el primer jueves de noviembre.
Se trata de una conmemoración a la que también se ha querido sumar el Ministerio de Educación y Formación Profesional con un vídeo institucional que repasa datos de la Unesco sobre el acoso y que anima a crear "espacios seguros en las escuelas". En el caso de este año, el lema de esta efeméride es 'Luchar contra el ciberacoso y otras formas de violencia online que involucran a niños, niñas y jóvenes', como una forma de tener en cuenta que el tiempo que pasan delante de las pantallas se ha duplicado en muchos países a raíz de la pandemia.
Según explicaron a este respecto desde el grupo 'Conocimiento-Investigación en Problemáticas Sociales' de la Universidad Europea, aunque puedan parecer problemáticas diferentes, el acoso escolar y el ciberacoso están estrechamente relacionados y ambos se pueden llevar a cabo tanto de manera directa en colegios e institutos, como a través del móvil, el ordenador u otros dispositivos tecnológicos. "Lo que se ha convertido en una realidad innegable es que miles de niños y adolescentes sufren a diario maltrato psicológico y/o físico por parte de sus compañeros, amplificado en los últimos años por internet, lo que puede causar daños irreparables tanto al niño, como a todo su núcleo familiar y social", aseguraron.
Según explicó Cordero, "el acoso escolar se ha venido produciendo a lo largo de todos los años desde que la escuela es escuela". Así, se fue conceptualizando hasta adquirir la etiqueta de 'bullying', y, dependiendo de los centros, había más intervención para prevenirlo o paliarlo, o menos.
"La función de la comunidad educativa es importante, así como la intención de los centros para trabajar en la prevención más que en la actuación a posteriori. Cuando se produce es difícil intervenir porque no siempre es denunciado por quien lo sufre", explicó.
Y es que, según aseguró la socióloga, este 'bullying' ha ido descendiendo y se ha ido trasladando a lo digital. "Ahí empezamos a hablar de ciberacoso, que sí ha tenido un incremento importante en la pandemia porque reducimos toda la parte física, aunque ya venía dándose anteriormente como una extensión, aumentando los daños que generaba este acoso escolar".
Se trata de una situación que contrasta con la previa, cuando no había pantallas. "Antes los chavales sufrían acoso en la escuela, pero salían de ella y terminaba, porque podían encontrar cobijo entre sus amigos del barrio o en su familia", apostilló la socióloga, incidiendo en la diferencia que esto tiene con el contexto actual, donde "incluso el acoso puede entrar en tu casa".
En este sentido, subrayó que la situación de ciberacoso aumenta la vulnerabilidad de sus víctimas, y que una de sus principales causas es la autoexposición que permiten las redes. Asimismo, incidió en la cifra oculta, aquella en la que se enmarcan a las personas que están siendo ciberacosadas pero no lo saben, pues la presión de grupo y el tener un rol de seguidores de un líder les impide verlo.
"Hay una elevada cifra oculta, es decir, el porcentaje de acoso o ciberacoso que se conoce es muy inferior al que realmente existe. Sabemos que hay una cifra oculta muy alta porque en nuestras investigaciones a través del grupo, investigamos procesos y narrativas que se producen en las redes sociales. Así, vemos que hay chavales que reciben acoso pero que asumen esa narrativa como válida porque las formas de comunicación en las redes son muy agresivas. A mí me pueden llamar guarra pero ese insulto lo asumo como propio porque, si no lo asumo, me expulsan de la red. Entran las jerarquías de quién lidera, que lidera a unos dominados que siguen a un líder independientemente de lo que esto suponga", explicó.
"Entonces, hay muchas veces que no denuncian por miedo y, en otras, no son conscientes de estar sufriendo acoso porque entienden que forman parte de un grupo de iguales donde tienen un rol. Está en juego la popularidad, los retos igual hoy pueden pedirme un reto inofensivo, pero mañana el reto es echarme agua hirviendo por encima. Es en mi perjuicio , es a causa de mí mismo y asumir las proyecciones de otro en mí, pero si no lo hago igual dejo de ser popular o me excluyen".
En este sentido, la socióloga incidió en que la formación debería ser en tres ámbitos, tanto desde los centros educativos como desde las familias y en los propios adolescentes. Así, los centros educativos deben trabajar, a juicio de la socióloga, siendo conscientes de que tienen un problema y que tienen que intervenir.
En este sentido, señaló como modelo de buenas prácticas al Colegio Amanecer de Alcorcón, que tiene la figura del alumno ayudante TIC, igual que otros colegios de la Comunidad de Madrid, y con quien han trabajado. Se trata de una figura que se forma en los riesgos de las redes sociales y, después, los difunde entre sus compañeros mediante charlas.
"Creo que hay que educar en valores, para saber qué cosas puedes o no puedes hacer, valores como solidaridad, bien, mal, justicia ; formar al niño en inteligencia emocional, hacerle que sea dueño de sus acciones y saber dónde puede llegar, y trabajar en los riesgos de las TIC", explicó.
En el caso de los padres, la socióloga les recomendó asumir que sus hijos además de ser sus hijos tienen una vida en sociedad y, en consecuencia, los eduquen como individuos independientes y entiendan sus procesos de comunicación y la forma en la que ellos la gestionan,. "Tenemos que hacer lo posible para que sean fuertes a nivel emocional y tengan mucha seguridad en si mismos y tengan seguridad en el grupo de iguales", señaló.
Asimismo, les recomendó acortar las distancias de la comunicación en redes sociales con los conocimientos que ellos tienen sobre ellas.
Por su parte, y en cuanto a las víctimas, explicó que hay daños que visualmente son muy llamativos, como los puñetazos, y otros a nivel psíquico que no se ven. "Siempre diría a los chavales que cuando algo te daña debes denunciarlo y no te conviertes en un chivato por ello", explicó.
Además, la investigadora resaltó la importancia de la buena relación con el profesorado y la existencia de profesores referentes a los que quienes sean víctimas de acoso puedan contar cosas sin ser juzgados. "Cuando eres agredido a veces esa agresión parte de violencias invisibles para otros, o de insultos. Si solo te han llamado mariquita o te han llamado gordo, no tiene importancia. Muchas veces la persona agredida es juzgada, igual que en la violencia de género. No podemos juzgar, tenemos que escuchar y abrirnos a que las personas tengan confianza para decirnos qué les sucede. Si empieza a difundirse una foto de una chica desnuda, lo primero que le van a preguntar es de donde sale esa foto, y la van a juzgar. Es lo que queremos evitar", concluyó.
Alumnos ayudantes TIC
En cuanto a las buenas prácticas del Colegio Amanecer de Alcorcón, puestas en valor por Cordero, Javier Rueda, su responsable de orientación, explicó que el programa viene del observatorio contra la violencia en las escuelas que puso en marcha la Comunidad de Madrid años atrás, a cargo de Juan Antonio Luengo, para quien ofreció palabras de gratitud.
Así, el programa forma sobre los riesgos que pueden entrañar las redes sociales a alumnos de 3º de la ESO, con el método de aprendizaje servicio, con el fin de que estos puedan ofrecer charlas de prevención a sus compañeros de primaria, donde, según explicó, empieza el ciberacoso con el consumo temprano de videojuegos. "Aunque nos creamos que los más afectados son los adolescentes, esto ya empieza en 3º o 4º de primaria, cuando empiezan a conectarse a jugar en red pero todavía no tienen la madurez suficiente para entenderse emocionalmente ni la capacidad de reacción que se requiere".
La experiencia, que Rueda definió como "muy exitosa", ha permitido que se teja una red social con el resto de centros educativos de Alcorcón. Tanto es así, que incluso alumnos ayudantes TIC del Colegio Amanecer han ido a otros a impartir estas charlas preventivas.
En esta línea, resaltó el "doble viaje" que implica la experiencia. Así, por un lado esto les permite reflexionar sobre el uso que ellos mismos hacen de las redes, y, por otro, formar a otros compañeros, de igual a igual, para que el mensaje les cale más.
Por su parte, el responsable explicó que esto se enmarca en un programa más grande como es el de los 'alumnos mediadores'. Se trata de un programa que mejora la convivencia en los centros y que permite que algunos alumnos, "no perfiles perfectos", medien en los conflictos entre sus compañeros para resolverlos entre iguales aunque con la supervisión de Rueda. "Como responsable de él solo puedo decirte que es tremendamente beneficioso", concluyó.
Convivir
Por su parte, Ignacio Guadix, el responsable de educación de Unicef España, resaltó la importancia de la convivencia, explicando que es el concepto que principalmente se relaciona con el acoso. Así, afirmó que ésta cobra especial relevancia con la ley de protección del menor aprobada recientemente, y que les hace ver la urgencia de seguir trabajando en la protección en el entorno escolar. Por ello, "Unicef está trabajando en conjunto con el Ministerio para crear la figura del Coordinador de Bienestar y Protección".
Asimismo, Guadix insistió, igual que el resto de entrevistados, en la importancia de la prevención, de la que afirmó que "reducirá las intervenciones posteriores". "Al final lo que queremos lograr es construir entornos seguros en las escuelas", concluyó.
El economista
5/11/2021