Según una investigación publicada en la revista ‘Regional Anesthesia y Pain Medicine’, el dolor generalizado está vinculado a un mayor riesgo de todos los tipos de demencia, incluida la enfermedad de Alzehimer, y de accidente cerebrovascular. Los resultados indican que esta asociación es independiente de factores potencialmente influyentes, como la edad, la salud general y el estilo de vida.
Así, el dolor generalizado es un subtipo común de dolor crónico que puede reflejar trastornos musculoesqueléticos. Varios estudios sugieren que puede predecir de forma fiable el cáncer, la enfermedad arterial periférica y las enfermedades cardiovasculares. Además, se ha relacionado con un mayor riesgo de muerte. El dolor puede ser un indicador precoz de deterioro cognitivo. Sin embargo, no está claro si el dolor generalizado también podría estar relacionado con un mayor riesgo de demencia e ictus.
Por ello, los investigadores se basaron en los datos de 2.464 participantes de la segunda generación del Estudio del Corazón de Framingham, conocido como Estudio Offspring, de larga duración y de carácter multigeneracional. Los participantes fueron sometidos a un chequeo exhaustivo, que incluía un examen físico, pruebas de laboratorio y evaluaciones detalladas del dolor entre 1990 y 1994.
Se dividieron en tres grupos de dolor: dolor generalizado, definido según los criterios del Colegio Americano de Reumatología como dolor por encima y por debajo de la cintura, en ambos lados del cuerpo, el cráneo, la columna vertebral y las costillas (347 personas; 14%); otro dolor, clasificado como dolor en una o más articulaciones solamente o sin dolor en ninguna articulación (2.117 personas en total).
También se recogió información sobre factores potencialmente influyentes. Esto incluía pruebas de presión arterial alta y diabetes; peso (IMC); estilo de vida (tabaquismo, consumo de alcohol, dieta, niveles de actividad física); situación laboral; puntuaciones de depresión; historial de medicación para el dolor; ingresos, estado civil y nivel educativo.
A continuación, se realizó un seguimiento continuo de los participantes para detectar el inicio del deterioro cognitivo y la demencia clínica (una media de 10 años) o un primer accidente cerebrovascular (una media de 15 años).
Durante el periodo de seguimiento, se diagnosticó algún tipo de demencia a 188 personas, de las cuales 50 (27%) tenían dolor generalizado y 138 (73%) no. Y 139 personas sufrieron un ictus, de las cuales 31 (22%) tenían dolor generalizado y 108 (78%) no.
Tras tener en cuenta los factores potencialmente influyentes, las personas con dolor generalizado tenían un 43% más de probabilidades de padecer cualquier tipo de demencia, un 47% más de padecer la enfermedad de Alzheimer y un 29% más de sufrir un ictus que las que no tenían dolor generalizado.
Cuando sólo se incluía a los mayores de 65 años, estos riesgos eran comparables: Un 39% de mayor riesgo de todos los tipos de demencia; un 48% de mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer; y un 54% de mayor riesgo de ictus.
Se trata de un estudio de observación. No obstante, los investigadores concluyen que “estos resultados aportan pruebas convincentes de que el dolor generalizado puede ser un factor de riesgo de demencia por todas las causas, el Alzheimer y el ictus. Este aumento del riesgo es independiente de la edad, el sexo, los múltiples factores sociodemográficos y el estado de salud y los comportamientos”.
Los hallazgos sugieren que el dolor generalizado podría afectar directamente a la función cognitiva. Asimismo, podría formar parte de una fase prodrómica de la demencia y la enfermedad de Alzheimer. Finalmente, añaden que se necesitan más estudios de mayor envergadura para explorar estas posibilidades.
Sanidad
30/08/2021