El objetivo de estas jornadas es promover el conocimiento en aspecto relacionados con la atención al bienestar emocional y la salud mental de las personas con autismo, especialmente en los más jóvenes, un tema sobre el que, según nos contó Ruth Vidriales, directora técnica de Autismo España, hay muy pocos estudios, “es el segundo año que hacemos este seminario porque pensamos que la salud mental es esencial para cualquier persona, también para las personas con autismo, y es algo sobre lo que tenemos muy poca información, pues aún sabemos muy poco sobre qué factores afectan a la salud mental infanto-juvenil en el trastorno del espectro del autismo”.
Lo que sí está estudiado y demostrado es que las personas con autismo son más vulnerables a padecer condiciones de salud mental, pues “el 27% de las personas con TEA tienen un trastorno asociado -y clínicamente diagnosticado- de salud mental diferente a los que podrían derivarse del autismo”. Estos trastornos son, sobre todo ansiedad y depresión, aunque también otros como TOC o trastornos de la conducta alimentaria.
Atención en la infancia para prevenir problemas futuros
Los problemas de salud mental en las personas con autismo no aparecen de repente, ni son, en su mayoría, consecuencia de la condición del trastorno, sino que surgen a medida que la persona se enfrenta al contexto que lo rodea. “Las personas con autismo son especialmente vulnerables tanto por la propia vulnerabilidad que produce el trastorno como por los factores sociales y el contexto en el que se desarrolla. Todos los problemas que tienen de compresión social, comprensión del entorno… acaban generando una serie de estresores que, si a medida que pasa el tiempo no se establecen medidas de prevención y el entorno no se adapta a sus necesidades, hacen que tengan más riesgo, de tener otras condiciones de salud mental, como pueden ser la depresión, ansiedad, TOC…”, afirma Ruth Vidriales.
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De ahí la importancia, como aseguró en su ponencia Tony Charman, profesor e investigador en el Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres, de prestar atención a la salud mental desde la infancia, ya que los problemas emocionales y de conducta comienzan desde edades muy tempranas, y se van acentuando con el tiempo. Tratar y prevenir estos problemas en la infancia y en la adolescencia dará lugar a adultos con autismo con menos problemas mentales y una vida más plena, “nos centramos en la infancia y la adolescencia porque son etapas cruciales para ir construyendo habilidades de afrontamiento de cara a futuro”.
En este sentido, la doctora Ewelina Rydzewska, investigadora del Observatorio Escocés de Discapacidades del Aprendizaje de la Universidad de Glasgow, puso de manifiesto las grandes desigualdades que existen en materia de salud y conductas de riesgo entre las personas con autismo y las que no, especialmente entre jóvenes. Y es que, en todas las franjas de edad, las personas con autismo que manifestaban tener mala salud es muy superior que entre las personas que no lo tienen. Esta diferencia se hace todavía más notables entre las mujeres y entre las personas con menores recursos económicos.
Los problemas mentales, también son cuestión de sexo
El sexo de la persona con autismo también determina su riesgo de tener una peor salud mental. Y es que, a todos los factores que predisponen a tener una peor salud mental en las personas con autismo hay que añadir, por un lado, que las mujeres en el espectro están infradiagnosticadas y que su diagnóstico suele ser, además, más tardío, como apuntó en su ponencia Meng-Chuan Lai, investigador del Centro de Adicciones y Salud Mental de la Universidad de Toronto, que insistió en la necesidad de tener en cuenta en la investigación aspectos de sexo-género, y planteó que los estereotipos de género en la sociedad impiden el reconocimiento del autismo y las condiciones de salud mental asociadas a él en las niñas y mujeres.
Este diagnóstico tardío supone, por ejemplo, que entre las mujeres con autismo sea mucho más frecuente la ansiedad, problema que abordó en su ponencia la doctora Carmen Beneytez, Orientadora en el Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica específico de TEA de la Comunidad de Madrid. La ansiedad, a la que Carmen definió como ‘una compañera de viaje en las personas con TEA’ por su gran incidencia, es el trastorno más frecuente debido a varios factores asociados al autismo, como la hipersensibilidad a algunos estímulos, la inflexibilidad o sus problemas de socialización y comunicación. A esto se suma que la ansiedad es muy difícil de diagnosticar en personas con autismo, a quienes les cuesta más reconocer y expresar sus propias emociones y comunicarlas y pedir ayuda. Para combatir esta ‘epidemia’, Beneytez aboga, además de por los tratamientos farmacológicos que ya se utilizan, por psicoterapias adaptadas a sus necesidades desde edades tempranas, pues, aunque sea una compañera de viaje habitual, “los niños con autismo no nacen con ansiedad”, y con abordaje adecuado entre familiares, profesionales y docentes podría evitarse.
20 minutos
19/06/2021