‘Tres tristes tigres comían trigo en un trigal’, ¿te suena? Seguro que en algún momento de tu infancia tuviste que aprenderte algún trabalenguas como éste, y cuando tenías que decirlo en voz alta, te resultaba complicado no entremezclar los sonidos.
Practicarlos es muy divertido, pero también tienen numerosos beneficios para los más pequeños: gracias a ellos aprenden vocabulario y hasta entrenan su memoria. Descubrimos qué son y por qué son muy importantes para su desarrollo, de la mano de la logopeda Beatriz Holtkamp Álvarez, miembro del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid.
La logopeda nos cuenta que un trabalenguas es una oración o un texto breve compuesto por rimas, repeticiones de sílabas y palabras parónimas (de pronunciación parecida) que suele presentarse como juego. Estos factores dificultan su pronunciación, y, si se aumenta la velocidad al decirlos, todavía resulta más complicado.
La experta también nos descubre que su origen se encuentra en la antigua Grecia, donde se inventaban paradojas y juegos de palabras con el objetivo de desarrollar la mente.
La logopeda apunta que los trabalenguas pueden resultar muy beneficiosos para los niños:
- Para aumentar su vocabulario a nivel de comprensión y expresión. "Dependiendo de su lenguaje, puede ser necesario combinar las tareas con apoyos visuales o con la ayuda de un espejo para que puedan controlar mejor los movimientos articulatorios", detalla.
- Mejoran la fluidez del lenguaje, y son una gran herramienta para entrenar y perfeccionar la articulación de fonemas concretos o de todo del lenguaje oral. Y, además, al enfocarlo como un juego, la motivación de los niños aumenta.
- Adquieren el sentido de la rima. El hecho de estar pendiente de cómo dicen los diferentes fonemas (sonidos) supone un enorme beneficio porque les permite adquirir antes el sentido de la rima y diferenciar mejor los diferentes fonemas. Una habilidad fundamental para establecer unas bases sólidas de cara a la adquisición de la lectoescritura.
Sin embargo, Beatriz Holtkamp advierte que si el pequeño tiene un trastorno severo del lenguaje, no debe practicar trabalenguas dado su nivel de complejidad.
Además de los beneficios anteriormente, la experta destaca otros como:
- Incrementa su velocidad lectora, y, en función del contenido del trabalenguas y de cómo se emplee para trabajar con ellos, puede lograrse también un aumento en la comprensión lectora. Es más, la logopeda revela que si se eligen trabalenguas relacionados con las reglas gramaticales que está aprendiendo, integrarlas les resultará muy sencillo.
- Fomentan su imaginación.
- Estimulan su memoria. Para poder decirlo o escribirlo de forma correcta, tienen que aprendérselo, y así ejercitan su capacidad memorística.
Por otro lado, la experta señala que si además se utilizan técnicas para ir observando cómo evoluciona (por ejemplo, grabando la primera vez que dice un trabalenguas y después compararlo con grabaciones posteriores) se fomenta su capacidad de superación. Y también aprenderá a reírse de sí mismo.
Para la experta, no existe una edad concreta para empezar a practicarlos. En su lugar, aconseja a los padres que vayan adaptándose al desarrollo y las necesidades de sus hijos.
Para los que todavía no tengan adquirido el lenguaje recomienda "recitar trabalenguas relacionados con animales para acompañarlos de onomatopeyas y de la interpretación con títeres. Otra idea sería seleccionar algunos en los que los fonemas principales sean los primeros en el desarrollo del lenguaje (por ejemplo, /m/, /b/ o /p/) para llamar su atención y favorecer que nos mire la boca con el objetivo de imitar los movimientos".
Para aquellos que empiezan a leer, propone crear un cuaderno de trabalenguas, de forma que, por cada fonema aprendido, se puede añadir un trabalenguas y practicar con él la lectura. Y también "se pueden hacer ejercicios de copia y dictado", añade.
"La principal dificultad a la hora de leer o de decir trabalenguas es que incluyen fonemas con puntos articulatorios similares", indica la logopeda, y pone un ejemplo: el conocido “Tres tristes tigres…”. Este trabalenguas incluye los fonemas /t/, /r/ y /s/, lo que implica que los movimientos deben ser muy precisos y rápidos para no eliminar o distorsionar ningún fonema, además de no intercambiar su orden.
La logopeda alerta de que no se trata de una herramienta para realizar diagnósticos, pero sí pueden hacer saltar la alarma en algunos casos:
- Si a los 3-4 años tiene una comunicación basada en mímica, gestos y vocalizaciones, no amplía su vocabulario o no disfruta con rimas, es fundamental acudir a un logopeda para que le evalúe.
- Si a los 4-5 años tiene un habla ininteligible en consecuencia a distorsionar algún fonema (p. ej. /l/, /d/, /s/, /z/, etc.), recomienda también solicitar la valoración del experto, quien indicará a los padres si esos fonemas afectados deberían o no estar ya integrados en su lenguaje espontáneo. Además, se debe estar muy pendientes de que los niños identifiquen y sean capaces de inventarse rimas a esa edad. Todo esto debe tenerse en cuenta también en el lenguaje espontáneo, no únicamente a la hora de jugar con trabalenguas.
- Si evita leer o escribir trabalenguas, es especialmente lento al llevar a cabo estas tareas o se observan muchas sustituciones, inversiones y omisiones, es conveniente prestar atención a cómo se desenvuelve el niño con otras tareas similares. Confundir algunas letras similares como la 'd' y la 'b', la 'q' y la 'p', por ejemplo, es un síntoma a tener en cuenta, aunque la experta recuerda que también puede tratarse tan sólo de un error que comete el niño al empezar a leer y a escribir.
En definitiva, aconseja que, ante la duda, se consulte a un profesional para solucionarlo.
Hola
2/02/2021