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María Borragán tiene un bonito oficio, el de ayudar a los demás a poder comunicarse sin trabas, de manera fluida y libre, y lo hace aplicando la ciencia a la logopedia. Gracias a una beca de la Fundación 'la Caixa', con la que obtuvo su doctorado, descubrió la virtudes de utilizar la ciencia en el lenguaje.
-¿Terminó su doctorado gracias a una beca de la Fundación 'la Caixa' en el Basque Center on Cognition, investigando cómo procesan y cómo aprenden los bilingües las secuencias de letras. ¿Por qué esta especialización?
-Considero la ciencia como un pilar fundamental para mejorar la terapia en logopedia. Por eso quise aprender el rigor de la ciencia básica, como es el caso del neurociencia cognitiva, para poder después aplicarla en la logopedia. Esta especialización me ha ayudado a entender lo que pasa en un cerebro lector sin patología. Particularmente, los cerebros bilingües nos ayudan a entender cómo el cerebro procesa y aprende el lenguaje. Si podemos observar lo que ocurre en el cerebro sin patología será más fácil entender y ayudar a un cerebro con patología.
-¿Qué conclusión obtuvo?
-Por un lado observé que alrededor de los doce años cambia la forma de reconocer las palabras escritas. A esta edad se ha demostrado que se producen importantes cambios, como en la atención, en el aprendizaje o en la fluidez verbal. Por otro lado, el tipo de combinación de lenguas de un bilingüe es importante a la hora de aprender palabras nuevas. El saber dos lenguas que tienen muchas diferencias entre sí (letras, gramática...) puede ser beneficioso a la hora de aprender palabras raras (como 'ubxijla').
-¿Deberían los colegios españoles cambiar su método de enseñanza de idiomas?
-En mi opinión, la enseñanza debería ir siempre de la mano de la ciencia. La neurociencia cognitiva, en los últimos años, está aportando nuevos datos relevantes para enseñar idiomas, memorizar, realizar exámenes, etc. Por ello, la educación debería basar más sus contenidos y su forma didáctica en lo que los científicos demuestran cada día.
-En su consulta en el Centro de Foniatría y Logopedia aplica la ciencia en sus terapias. ¿En qué casos se centra?
-Siempre aplico ciencia en la terapia. Desde el Centro pensamos que sistematizar las sesiones, realizando una recogida de datos, es imprescindible para darnos información y poder adaptar las sesiones a cada paciente, así como para desarrollar nuevas técnicas. En este momento estamos desarrollando varios estudios, con la colaboración de expertos internacionales, focalizados en mejorar la voz, la lectura, la utilización de las funciones ejecutivas (atención, memoria, percepción, planificación) en las terapias del retraso del lenguaje y de problemas de aprendizaje y la estimulación de la lengua para sonidos que no se pronuncian bien, lenguas disfuncionales que crean desplazamientos de los dientes y problemas al tragar.
-Una de las secuelas del covid es la afonía o problemas en las cuerdas vocales. ¿Un logopeda puede ayudar a estos pacientes?
-Por supuesto. Cada vez nos llegan más pacientes con problemas de disfonía producidos por el covid. El covid se lo come todo y una de las partes que le gusta es la lámina propia, que es la capa que recubre las cuerdas vocales, que está llena de colágeno y proteínas. Esta capa realiza una función imprescindible en el movimiento de las cuerdas. Desde nuestro centro proponemos soluciones de hidratación directa. En este momento estamos en plena investigación con la colaboración de la Farmacia Central para la utilización de unos geles muy beneficiosos para la regeneración de esta capa.
-En los problemas del habla, un diagnóstico precoz marca la diferencia. ¿A qué deben estar alerta los padres?
-Hay que estar alerta a signos tales como si no mastica o no traga bien, ya que puede indicar una disfunción en los músculos orofaciales y repercutir en el habla; o si tiene la boca abierta permanentemente, ya que puede indicar una mala función de la nariz, que es posible que repercuta en problemas de voz, de la articulación de las sonidos o incluso de desplazamiento de los dientes.
-Los grandes fracasos académicos en muchos niños, hoy adultos, fueron provocados por una dislexia mal diagnosticada o tratada. ¿Se ha avanzado mucho en este terreno?
-Si, muchísimo. Nosotros llevamos investigando más de 30 años esta patología y hemos creado un programa informático que ayuda a los niños a mejorar en su velocidad lectora, lo cual está estrechamente relacionada con la comprensión lectora. Sin embargo, en nuestro país hay una dicotomía entre los tratamientos y la educación en los colegios. En otros países, como Reino Unido o Estados Unidos, adaptan por completo la enseñanza a los niños con dislexia (como exámenes orales, aprendizaje adaptado sin libros, profesores de apoyo personales) lo cual aumenta el éxito académico. En España aún queda bastante por hacer al respecto.
-La beca de la Fundación 'la Caixa' le permitió terminar su doctorado. ¿Cómo ve el mecenazgo privado y público en España?
-Creo que la investigación debería estar más apoyada tanto por el sector privado como especialmente el público. El desarrollo de la sociedad se basa en la ciencia (o debería basarse), así que la inversión en ciencia debería ser una prioridad siempre.
Diario Montañes
5/01/2021