El neurólogo del centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaßeta Brain Research Center (BBRC), Marc Suárez-Calvet, está investigando para identificar factores sanguíneos que rejuvenezcan el cerebro.
La investigación, que el Consejo Europeo de Investigación (ERC, en sus siglas en inglés) ha premiado con una beca de 1,5 millones de euros de fondos europeos, abre la puerta al desarrollo de dianas terapéuticas para enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, en la que la edad es el factor de riesgo principal.
El proyecto se lleva a cabo en el Barcelonaßeta Brain Research Center, con los datos y las muestras obtenidas de los participantes del Estudio Alfa.
Suárez-Calvet ha explicado que el envejecimiento es el principal factor de riesgo de la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, "pero los principales mecanismos que están detrás de esta asociación aún se desconocen".
El proyecto de investigación, denominado HEBE en honor a la diosa griega de la eterna juventud, quiere contribuir a ampliar el conocimiento de estos mecanismos, analizando si en la sangre circulan factores que puedan tener un efecto rejuvenecedor en el cerebro.
"Si descubrimos proteínas y metabolitos que circulan en la sangre humana capaces de rejuvenecer el cerebro, abriremos la puerta a futuros tratamientos para prevenir enfermedades neurodegenerativas asociadas al envejecimiento, como el Alzheimer y el Parkinson", añade Suárez-Calvet, que basará su trabajo en otros hechos con modelos animales, en los que han detectado factores en sangre con efectos de envejecimiento y rejuvenecimiento cerebral.
Para poder descubrir estos factores en humanos, el equipo que liderará Suárez-Calvet, que trabajó como investigador en el Departamento de Bioquímica de la Universidad de Munich y en el Dementia Research Center del University College London, determinará la edad biológica de personas sin alteraciones cognitivas, provenientes del Estudio Alfa (400 participantes) y el estudio europeo EPAD (1.600 participantes).
A diferencia de la edad cronológica, que viene marcada por la fecha de nacimiento, la edad biológica se calcula mediante diferentes biomarcadores y puede coincidir, o no, con la primera.
En este proyecto, los investigadores calcularán la edad biológica mediante el análisis de pruebas de neuroimagen y la longitud de los telómeros, que son secuencias altamente repetitivas de ADN que se sitúan al final de los cromosomas y se van acortando con el envejecimiento.
Cuando tengan el cálculo hecho, los investigadores determinarán si hay factores sanguíneos que difieren entre los participantes con edades biológicas extremas, es decir, entre aquellos que tengan una edad biológica muy superior y muy inferior a su edad cronológica.
La hipótesis principal del estudio HEBE es que existen factores en sangre que explican estas diferencias entre la edad biológica y la cronológica.
Una vez descubiertos estos factores, los investigadores desarrollarán herramientas para medirlos, y finalizarán el proyecto con el diseño de un estudio de concepto para determinar si están influenciados por cambios en los hábitos de vida o por tratamientos farmacológicos ya conocidos.
Agencia
21/09/2020