La revista The Journal of Alzheimer’s Disease ha publicado los resultados basales del estudio Geras-US, que examina los costes sociales asociados al deterioro cognitivo leve, a la demencia leve y al cuidado de los pacientes de Alzheimer, y que, según anuncia la compañía farmacéutica Lilly, es el primero de su tipo en mostrar cómo las primeras etapas del deterioro cognitivo tienen un impacto económico en los pacientes y en sus cuidadores, estimando que supera los 4.000 dólares en Estados Unidos.
“La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad devastadora y mortal que genera una crisis de salud”, pone de manifiesto este laboratorio. Esto último sucede “tanto para los propios pacientes como para sus familias y la sociedad”, resalta.
Desde la Confederación Española de Afectados y Familiares de Alzheimer, su presidenta Cheles Cantabrana, señala que “este estudio Geras viene a refrendar buena parte de las reivindicaciones que, desde hace tiempo, venimos poniendo encima de la mesa en relación con la necesidad de avanzar hacia el diagnóstico temprano y certero, y de articular los mecanismos de apoyo necesarios que permitan a las familias, en especial a quien ejerce la responsabilidad principal del cuidado de una persona con demencia, afrontar de la manera más digna posible la atención a una enfermedad extremadamente cara y costosa. En momentos de crisis como los actuales, recordar estas situaciones a través de un estudio de este tipo es algo especialmente valioso”.
Esta evaluación transversal utilizó datos basales de Geras-US, un estudio de cohorte longitudinal prospectivo de 36 meses centrado en Estados Unidos, que incluye a 1.327 pacientes diagnosticados con enfermedad de Alzheimer temprana y que reciben asistencia continuada para la pérdida de memoria. Los pacientes con demencia leve causada por Alzheimer tienen unos costes sociales totales significativamente más altos al mes que los pacientes con deterioro cognitivo leve provocado por Alzheimer; concretamente de 4.243 dólares en el primer caso frente a los 2.816 dólares, si se habla de deterioro cognitivo leve. Las diferencias se deben, principalmente, a la mayor necesidad de apoyo del cuidador.
Grupo con demencia
Del mismo estudio se desprende que, en el grupo con demencia leve, el 45 por ciento de los costes totales son informales para cuidadores, mientras que en el grupo con deterioro cognitivo leve, el 39 por ciento de los costes totales fueron médicos directos. Además, el tiempo dedicado por los cuidadores a actividades básicas en la asistencia en actividades de la vida diaria (como ir de compras, cocinar, limpiar, lavar la ropa o la toma de medicamentos y su supervisión) fue el doble de alto para el grupo de pacientes con demencia leve que para el grupo con deterioro cognitivo.
Esta investigación indica, asimismo, que la fisiopatología de la enfermedad de Alzheimer comienza décadas antes de que los síntomas comiencen a manifestarse. La patología se diagnostica actualmente por los síntomas y su progresión. Los resultados de este estudio sugieren que el seguimiento de la enfermedad de Alzheimer debería evolucionar con la inclusión de herramientas o métodos estándar que permitan evaluar la patología subyacente y permitir que estos datos de referencia sean recogidos en los sistemas de salud.
Acta Sanitaria
27/05/2020