La enseñanza de la música es una actividad que disfruta al máximo. El rock y metal expresan también estados de ánimo de los niños.
Originaria de Venezuela y nacionalizada mexicana tras 28 años de vivir en el país, Cristina Moreno impartió durante el fin de semana el taller, “Leer y escribir…¿Con música?”, el cual se realizó en el Centro de las Artes Icocult Laguna y forma parte del programa nacional Alas y Raíces de Conaculta.
Cristina estudió la licenciatura en Música así como la licenciatura en Pedagogía y Psicología, en la Universidad Central de Venezuela, en la ciudad de Caracas.
Además estudió pedagogía musical en España, Argentina, Estados Unidos, México, Inglaterra y Hungría, de los métodos Kodaly, Martenot, Willemns, Orff y Dalcroze así como un Diplomado en Psicomotricidad para la Universidad Intercontinental.
“La carrera de piano es muy larga; son 10 años, más dos de especialidad, toda una vida estudiando piano.
Entonces un día, cuando me encontraba en París, me dí cuenta de que lo mío no era dar conciertos, que era una actividad que disfrutaba mucho, pero me llamaba más la atención la enseñanza”, dijo.
El rumbo de su vida dio un giro, subraya, pero también entró en un dilema ya que pensó en un momento que tantos años estudiando piano no habían servido de nada.
No se rindió. Comenzó a documentarse y descubrió que todos sus conocimientos, se podían canalizar para los procesos educativos en los niños que comienzan a leer y escribir.
Explica que desde el momento en que el niño está en el vientre de la madre y percibe la voz de sus padres, la música que escuchan y todos los elementos que emiten algún sonido, el niño los guarda y cuando tiene entre cinco y siete años, los recuerda.
Es así cuando su cerebro empieza el proceso mecánico de comprensión.
“No importa que tipo de música sea, pero sí determina el carácter y sentimientos de los pequeños; con estos talleres lo que yo busco es que se sensibilicen a los niños.
Vivimos en un momento en que en las escuelas y colegios todo es mecánico y frío y se están haciendo generaciones con sentimientos reprimidos”, expresó.
Cristina puso de ejemplo a uno de sus hijos, que tiene 19 años de edad, que estudia en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
El muchacho experimenta con los diferentes géneros musicales actuales, que retomó cuando entró a la universidad.
Explica también que durante la primaria se les inculca a los niños el canto y la música, para aprender las letras o números.
Pero ya en secundaria y grados superiores se deja a un lado esta actividad.
“Es lo que yo peleo, que en todos los niveles de educación de nuestro país y toda América Latina, se inculque la actividad musical y de las artes en general”.
Por otra parte, afirmó que para nivelar los estados de ánimo de los niños, hay que saber cómo implementar la música en cada uno de ellos.
Finalmente, Cristina enfatizó que "no todo es música clásica; el rock y metal también son géneros que ayudan a expresar los distintos estados de ánimo de los niños”.
La opinion de Torreón
27/07/2006