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El centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaßeta Brain Research Center (BBRC), ha iniciado un estudio para evaluar los efectos del confinamiento durante la pandemia del COVID-19 en la salud mental y cerebral de las personas.
La investigación está dirigida a las más de 2.500 personas cognitivamente sanas, de entre 45 y 75 años, la mayoría descendientes de personas con Alzheimer, que participan en los proyectos de investigación de prevención de la enfermedad de Alzheimer del BBRC, como el Estudio Alfa.
Según ha informado la fundación, para llevar a cabo el estudio, los participantes deberán responder a distintos cuestionarios en línea en dos períodos diferentes: durante el confinamiento, y 18-24 meses después, para evaluar los resultados relacionados con la ansiedad, depresión y un posible estrés postraumático.
El objetivo del estudio es conocer el impacto del aislamiento social en cuatro grandes ámbitos: la salud mental, el estilo y la calidad de vida, la salud cerebral, y el impacto sobre las mujeres, especialmente las cuidadoras.
La investigación, financiada por la Fundación la Caixa, pretende saber los cambios cerebrales relacionados con la enfermedad de Alzheimer, y el impacto del confinamiento en los participantes que están cuidando de una persona con dependencia o necesidades especiales, incluyendo los que tienen demencia, según Eider Arenaza-Urquijo, investigadora principal del nuevo estudio del BBRC.
"Hay precedentes de este tipo de medidas de aislamiento social que demuestran que la cuarentena y el confinamiento pueden crear efectos perjudiciales para la salud mental. Analizar el impacto de este tipo de medidas y de otros factores que puedan mitigar o exacerbar su impacto en la salud mental son fundamentales para impulsar medidas de salud pública", ha destacado Arenaza-Urquijo.
Entre otras preocupaciones de los participantes, el estudio preguntará sobre el espacio de confinamiento y cohabitación; su estado de salud; las estrategias de búsqueda de información; la preocupación por sus finanzas y por el acceso a los productos de primera necesidad; y las interacciones sociales y el estilo de vida (calidad del sueño, ejercicio y actividad cognitiva).
El estudio está diseñado para evaluar hipótesis sobre los efectos del confinamiento, como que tendrá un impacto psicológico, incluyendo el aumento de sentimientos de ansiedad y depresión, y se asociará con irritabilidad, frustración y preocupaciones.
También intentará corroborar que el confinamiento se asociará con cambios en los patrones de estilo de vida (el sueño, el ejercicio) y la calidad de vida, así como con cambios en el consumo o uso de drogas psicotrópicas (café, alcohol, nicotina).
Igualmente, pretende saber si las variables relacionadas con el confinamiento, como el estrés crónico que se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer Alzheimer, se asociarán con la estructura y función del cerebro y cómo tendrá repercusiones más nocivas en la salud mental y cerebral de las mujeres y, en particular, de las cuidadoras.
Según Arenaza-Urquijo, "para maximizar el impacto científico del estudio combinaremos los datos de los participantes obtenidos de otros estudios del BBRC y así tendremos información retrospectiva sobre variables de salud mental y estilo de vida, e información disponible sobre mediciones cerebrales y biomarcadores relacionados con la patología de la enfermedad de Alzheimer".
La Vanguardia
13/05/2020