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Hasta el noventa por ciento de los casos de tartamudeo tienen su origen en un problema de ansiedad, y por lo general se manifiesta entre los seis y los doce años de edad, cuando un niño debe enfrentarse a un grupo de clases, ya sea para explicar un tema o para responder alguna pregunta ante la mirada fija de sus compañeros, o cuando en su entorno familiar se exige que argumente mejor lo que le están cuestionando.
Tal indicó Gerardo Aguirre jefe de Pediatría del HGR No. 1 “Morelos y Pavón” del IMSS, quien explicó que la ansiedad se manifiesta de muchas maneras, entre ellas, mediante el tartamudeo, que en este caso tiene relación con un ambiente familiar muy rígido, muy estricto, sobre todo cuando los padres son autoritarios e impositivos.
Por ejemplo, añadió, si al niño se le presiona de manera imperante con frases como: “explícame lo que te estoy preguntando en este preciso momento”; él, en su intento por responder, pero a la vez de evitar el descrédito, empieza a titubear ante esta figura dictatorial. Es decir, el tartamudeo emerge por la “imposibilidad” o dificultad de hablar.
Por ello, dijo, lo recomendable es que al niño se le permita expresarse de manera natural, dándole tiempo necesario para que acomode sus ideas y escoja las palabras que crea convenientes. Asimismo, es importante que los padres reflexionen sobre el tipo de autoridad que están ejerciendo, si ésta es racional o impositiva, y preguntarse por qué cada vez que se dirigen al niño, éste tartamudea.
Precisó el doctor Aguirre que la tartamudez afecta la autoestima del niño, porque está siendo objeto de burla todo el tiempo, lo que lo llevará a ser una persona callada, retraída, insegura y aislada, sobre todo para evitar dar a conocer esa debilidad. Esto puede condicionarlo a un proceso depresivo.
Aclaró que el tartamudeo no es un trastorno de lenguaje porque no interfiere en el desarrollo intelectual del niño; este tiene la capacidad para entender y para aprender perfectamente lo que se le enseñe; piensa, lee y escribe bien.
El niño con tartamudeo se bloquea para expresar una idea porque se siente ansioso ante sus padres, los profesores o sus compañeros. Tiene problemas de fluidez al hablar, pero ocurre por un momento específico, y no debido a algún trastorno de lenguaje—y por lo tanto aprendizaje--, como es el caso del niño que fracciona palabras u omite letras (por ejemplo: es que yo chaba ción”, que quiere decir “es que yo escuchaba una canción” ), lo que implica que haga lecturas incompletas y escriba mal, es decir, se salta palabras o párrafos.
Mencionó que como parte de las técnicas que se utilizan para atender el tartamudeo está la entrevista con los padres, a fin de sugerirles que si hay una tensión en el núcleo familiar sean más comprensivos con el niño; por ejemplo, si la expectativa de aprovechamiento escolar es de diez, pero el hijo obtiene 8.5, se recomienda que amplíen el estándar en este aspecto.
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26/07/2006