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Estimulación temprana en casa: el confinamiento no puede frenarla

Movilidad, fluida comunicación, juego e interacción social. La estimulación temprana no puede verse frenada por el confinamiento. Marina, Ana, Sandra, María y Tomás emplean las redes para seguir pendientes de sus otras familias, las de los niños que acuden a su espacio.


La cuarentena puede dejar huella en los más pequeños de la casa. «Un estado de encierro, una situación anormal, afecta de alguna manera a todos los niños, que pueden tener secuelas psicológicas que luego habrá que corregir», comenta a Efe la directora del centro de estimulación temprana Casiopea, Marina Tubío Campos.

Es por ello que, con el objeto de que al menos no vean mermado el desarrollo de sus capacidades motoras y psíquicas, las cinco personas vinculadas de manera directa o vía colaboración a este proyecto integral con nombre de constelación, que se desarrolla en el municipio de Ames (A Coruña), se esfuerzan en definir las pautas que deben seguir a lo largo del enclaustramiento todos sus usuarios.


«Lo más importante es no alterar una serie de rutinas a las que los niños estaban habituados, porque si de repente los encerramos en una casa y cambiamos todos sus hábitos, lo que ocurre es que se rompe un esquema emocional, con lo cual estaríamos causando un trastorno«, explica Marina Tubío.

Por tal motivo, estos profesionales trabajan «el triple», afirma esta gerente, que argumenta que es «necesario» y añade: «Si hay que hacer un esfuerzo mayor, que sea por un niño».

Su objetivo es «formar a los niños como personas del mañana, que son las que determinarán el futuro, los ciudadanos del mundo«, a través de un planteamiento propio que abarca los ámbitos social, psicológico, neurológico, pedagógico, intelectual y psicomotor.

Continuamente buscan desarrollar en sus «casiopeos» una característica que en estos momentos puede ser crucial, la adaptabilidad, pues los preparan para «estar en situaciones diferentes, aquellas a donde la vida los lleve, como pasa hoy».

Dada la situación excepcional, Marina Tubío apuesta por las actividades «activas», pues en un estado de reclusión «no puedes proponer a los niños otras más sedentarias», ya que muchos, aislados en pisos pequeños, se mueven infinitamente menos de lo habitual.

Las videollamadas, los mensajes de voz, los vídeos y las fotos son ahora su conexión. «Es importante que sepan que seguimos juntos, aunque sea de otro modo», detalla esta especialista, que envía los contenidos individualizados y maneja un grupo de WhatsApp en el que las familias se interrelacionan entre ellas.

Las redes sociales han hecho que el cambio de escenario sea un poco más sencillo. La docente Ana Rey, muy hábil con los cuentos, les manda grabaciones de sus originales relatos, mientras que la maestra María Castro estimula un aspecto fundamental de la psicomotricidad a través de sus propuestas de «body percussion», con las que mejoran atención, concentración y memoria de forma activa.

«La psicomotricidad abarca mucho más de lo que es el ejercicio físico tradicional«, abunda Tubío Campos, que concreta que la parte de »psico« hace referencia a »liberar la mente«, mientras que la de »motor« se centra en el movimiento.

Saber responder ante una discusión con un hermano, en suma, las habilidades sociales, forman parte igualmente de la psicomotricidad. Ayudando, los niños «corrigen comportamientos» determinados, pues «en un estado de confinamiento pueden estar más nerviosos», apunta.

Marina Tubío asegura que se mueven, en este aislamiento, en tres vertientes: la de los juegos tradicionales que impulsan habilidades sociales; junto con «body percussion» y los circuitos psicomotores.

Estos últimos se han trasladado a las viviendas particulares a la perfección con itinerarios en los que sus niños pegan papeles de un lado a otro de la pared, gatean en cruzado y se tiran en colchonetas, entre otros movimientos fundamentales.

No obstante, hay aspectos de la vasta formación que no pueden viajar hasta los domicilios, como ocurre con la especialidad de Tomás Rábanos, la asinuterapia, similar a la equinoterapia pero con burros. Este pedagogo, al que los niños relacionan con la naturaleza, se centra durante el estado de alarma en su otra faceta, de la que los críos disfrutan a lo largo de cada año: musicoterapia.

También sigue activa la psicóloga Sandra Gómez, habituada a terapia familiar, que difunde recomendaciones entre los padres, entre ellas, que dejen a sus hijos expresar su enfado ante una situación de pánico o que no nieguen sus propios sentimientos, pues «llorar juntos proporciona seguridad».

La falta de contacto físico con sus amigos es lo que más echan de menos casi todos los niños, que en la mayoría de los casos pasan estas semanas con la única compañía de sus padres.

«El contacto con sus compañeros es fundamental», destaca a Efe Gómez, que subraya que al estrés que genera una situación así -en la que a los niños se les trastocan de repente sus hábitos- se añade el que puedan sufrir sus padres, encerrados como ellos.

Con una enorme implicación, profesionales y familias buscan que los niños interioricen las características del mundo que les rodea. Y éste, el virus, no deja de ser un reto que encarar.

Así las cosas, este quinteto ya está desarrollando un programa especial para este verano que «corrija» este período oscuro, y que lo haga en un foco emocional, la clave de todo.

ABC
25/04/2020

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