El poder curativo de la música se conocía desde mucho antes que existieran estudios científicos que lo demostraran. A través de la música de una época, es posible analizar y conocer los rasgos de una cultura y un momento histórico concreto, tal y como puede verse en el libro publicado por el periodista Doug Bradley We Gotta Get Out Of This Place: The Soundtrack Of The Vietnam War, en el que muestra, a través de una recopilación de canciones, que la música fue un medio de conexión entre los soldados para mantener la esperanza.
Y es que, en tiempos de guerra, este arte sirvió como válvula de escape de todos los combatientes que anhelaban volver a sus casas, y que escuchaban canciones que hablaban del amor y de la vida en el hogar en tiempos de paz. Un hecho que implicaba que hasta los soldados del bando contrario tuvieran que escuchar las melodías del enemigo, las cuales acaban haciéndose populares entre todos ellos, ya que les trasmitía un mensaje de calma y amor.
Quizás, los días de contienda se nos quedan lejos, pero el uso de la música para sobrellevar mejor situaciones complicadas está ahora más presente que nunca. Pero, ¿por qué nos sentimos bien al escuchar música? Daniel Levitin, en su estudio Tu cerebro y la música. El Estudio Científico de una Obsesión Humana, encuadra la música como una de las 10 cosas elegidas que dan placer a una persona. Un hecho que se debe principalmente a que la melodía tiene una relación directa con nuestro cerebro, y estimula la producción de las llamadas sustancias de la felicidad, como son la serotonina, endorfina, dopamina, oxitocina y prolactina.
Cristina López Gómez, presidenta de la AVMT (Associació Valenciana de Musicoteràpia), cuenta en una entrevista con Status por qué utilizar la música como herramienta terapéutica es tan eficaz durante esta etapa de confinamiento. "En primer lugar, la música es algo social, está realizada habitualmente por varios intérpretes y con ella nos juntamos en nuestras relaciones sociales. Por ello, en esta situación, nos puede servir para hacer actividades en casa con nuestra familia", explica. Escuchar música, no obstante, podría calmar al animal social que somos y que, por un tiempo, le toca desquitarse de casi toda compañía.
Así, la experta explica como utilizamos todas las partes de nuestro cerebro para procesar la música: "El ritmo, por ejemplo, se procesa desde la zona sensorial y motriz, que estimula el movimiento. La música es emoción, y esto se procesa en la amigdala y los gangleos basales". Por lo tanto, escuchar las canciones y melodías que nos gustan (que son las que activan a los lóbulos frontal y parietal) nos puede provocar emociones positivas durante estos días.
Pero para olvidarse por un rato de la realidad y trasladarnos allí donde nos gustaría estar, también podemos utilizarla, ya que este arte es un perfecto vehículo para rescatar de nuestra mente situaciones y momentos que nos ayudan a evadirnos: "El hipocampo nos hace recordar la música e incluso recordarnos situaciones vividas o a personas con las que nos gustaría estar. La letra, procesada, entre otras, por el área de Wernicke y área de broca, también puede hacer que pensemos en otra cosa", completa la presidenta de la AVMT. La conclusión es que el arte, una vez más, y en todas sus vertientes, nos salvará.
El Economista
28/03/2020