Chema Benabat nació hace algo más de 23 años en la ciudad que le ha visto crecer, Huelva. Sin embargo, no era un niño como todos los demás. Era sordo. Por este motivo se vio obligado a acudir a gabinetes de logopedia desde muy pequeño, para que le ayudaran a integrarse en una sociedad netamente oyente. Esto no fue ningún obstáculo para que Chema, todo un ejemplo de superación en la vida, lo lograra.
Pero no era a través de los estudios como Chema se veía realizado, pues reconoce que "necesitaba una atención personalizada". Su pasión era otra: el deporte. Desde muy pequeño vivió el voleibol desde dentro de casa, pues su padre era el entrenador del C.V. Aguas de Huelva. Siempre se relacionó con los jugadores de este equipo, incluso estaba emparentado con uno de ellos, Óscar Villegas, uno de los mejores jugadores de voley onubenses de la década de los noventa. De este modo, era inevitable que Chema jugara a voleibol, y que fuera un magnífico líbero, como reconoce su padre. Se inició en la escuela de Las Américas, y jugó en el Veracruz onubense. De hecho, Chema fue campeón andaluz de voley-playa para sordos, deporte que también practican su hermano, Edu, y su novia, Ruth, también sordos.
No obstante, tampoco le llenaba el voleibol, ya que el deporte de sus amores no era otro que el que es rey en nuestro país, el fútbol. Gracias a esto, Chema ha entablado contactos con otros muchos deficientes auditivos de la provincia de Huelva, ha servido de "vehículo de socialización". De este modo, la relación entre ellos se hace más continua y amena, y organizan partidos, no sólo con otros equipos de sordos, sino también contra equipos de oyentes. En este sentido, hay un problema que resulta acuciante, y es la falta de un entrenador "que sea también sordo. De momento, somos autodidactas", basándose en sus propios conocimientos sobre el fútbol y a la lectura de libros especializados.
Chema, además, valoró a este respecto positivamente su estancia en el equipo de fútbol del Aljaraque, en el que juega y entrena habitualmente, y con el que consiguió la pasada campaña el ascenso a Regional Preferente. Esto le sirve para aprehender más conocimientos futbolísticos, así como para mantener una buena condición física. Esto es además un rasgo repetido en su equipo de sordos, constituido ya como el Club Deportivo Sordos de Huelva, del que es presidente, entrenador y capitán, y con el que participó el pasado mes de junio en el I Torneo Internacional de Clubes de Fútbol-Sala para personas sordas, que tuvo lugar en la ciudad de Málaga, junto con otros equipos de sordos de todo el planeta.
Pero sin duda, el mejor recuerdo futbolístico de Chema llegó con la llamada del seleccionador nacional de fútbol para sordos, Iñaki Fernández, para que formara parte de la selección española. Primero participó en una concentración que tuvo lugar en la madrileña localidad de Getafe, y, gracias a su buen hacer, consiguió ser convocado para el partido contra Hungría, valedero para la clasificación al Campeonato de Europa que tendrá lugar en Portugal el año próximo y que sueña con ganar. Esta llamada despertó en él "sorpresa primero, y muchísima alegría. Cuando me puse la camiseta, se me pusieron los pelos de punta, y el corazón casi se me salía del pecho". Sin duda, esto no hace más que reflejar el sueño de cualquier jugador, que es vestir la camiseta de su país, lo cual llenó de orgullo a toda su familia.
Durante la entrevista, Chema aclaró en qué se diferencia el fútbol para sordos, ya que la reglamentación es la misma: "en vez de hacer sonar el silbato, hacen gestos con un banderín de colores". De este modo, los jugadores sordos, que además tienen más desarrollada la visión periférica, pueden divisar las acciones del árbitro, que además sigue el juego más de cerca.
En otro orden de cosas, Chema Benabat agradeció el apoyo del que ha gozado en todos los equipos donde ha estado. El último ejemplo es el Aljaraque, del que destaca que "todos los compañeros se han portado muy bien conmigo", además de su entrenador, Venancio, que no reparaba en individualizar las instrucciones si así fuera necesario. En este sentido, tampoco quiso olvidarse de Manolo Rebollo, entrenador de porteros de la provincia de Huelva, quien dedicó mucho tiempo a la formación futbolística de Chema durante la estancia de éste en el colegio Funcadia de la capital.
Asimismo, agradece el apoyo brindando por las instituciones, públicas y privadas, a las que se ha dirigido en nombre de su equipo, que les ha supuesto un buen alivio económico. Considera que empresas y organismos públicos están bastantes concienciadas con el mundo de la discapacidad. Lo que le enfada bastante es que "cuando entrenamos nos comunicamos mediante el lenguaje de signos, y la gente se nos queda mirando". Concluye afirmando que la sociedad de hoy debe todavía comprender sus dificultades de expresión.
A nivel personal, se declara feliz junto a su novia Ruth, a la que considera su "complemento". Además, afirma que le gustaría trabajar en una instalación deportiva, pero su discapacidad se lo impide.
Chema Benabat nunca se ha resignado a quedar relegado de la sociedad por culpa de su deficiencia. Lleva luchando toda la vida por superarla, y, de momento, la balanza se inclina a su favor. A través del deporte, su mayor afición, ha conseguido aunar a la comunidad sorda en torno a algo que les mantiene continuamente unidos, así como conocer a sordos de todas partes del mundo, con los que se comunica gracias a las nuevas tecnologías. En una sociedad en la que priman los valores materialistas, Chema intenta hacer valer su espíritu de superación y sacrificio, lo que le permite ser todo un ejemplo para la comunidad sorda.José Sandalio Benabat nació el 5 de diciembre de 1982. Madridista de los de antes, pone cara de pocos amigos cada vez que le llaman por su nombre de pila, que pese a ser en honor a un familiar fallecido en fechas próximas a su nacimiento, no acaba de gustarle. Él prefiere Chema, y así es conocido por los suyos. Tan sólo en las conversaciones electrónicas de internet permite que le llamen José Sandalio.
Su infancia discurrió entre el Colegio San José de Calasanz y el Safa Funcadia. Durante sus primeros años se vio obligado a acudir al Molino de la Vega casi a diario, puesto que allí estaba el gabinete de logopedia al que asistía Chema.
Confiesa que los estudios le aburrían, y en cuanto obtuvo el graduado escolar abandonó su formación cultural para dedicarse de lleno a su pasión, el deporte.
Entre el voleibol y el fútbol, sus deportes favoritos, se decantó por el segundo, y la verdad es que no le ha ido nada mal.
Conoce sus limitaciones pero su ilusión rompe todas las barreras.
Huelva información
14/07/2006