La disfagia es una enfermedad tan frecuente como la diabetes, pero en el 80% de los casos no se diagnostica. La sufren una de cada cuatro personas de más de 70 años que viven en su domicilio, y hasta el 60% de los mayores que viven en una residencia. Afecta también a la mayoría (el 80-90%) de pacientes con enfermedades neurodegenerativas como el parkinson, la Esclerosis múltiple o el Alzheimer y a más del 45% de las personas que han sufrido un ictus. Sin embargo, pese a estar tan presente en nuestra sociedad, apenas se conoce.

Desde el Hospital de Mataró, un equipo transversal de especialistas trabajan desde hace años con la disfagia, por lo que se ha convertido en un centro de referencia, puntero en la investigación de esta enfermedad. El doctor Clavé, director de la investigación del Consorcio Sanitario del Maresme, se lamenta porque, pese a ser una enfermedad reconocida por la OMS y estar presente en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE, por sus siglas en inglés), no se investiga o se conoce poco, a pesar de que «los pacientes con disfagia tienen el mismo derecho a ser tratados y a que se investigue sobre ello, si no la dejamos como una enfermedad de segunda categoría», cuenta a ABC.

El problema es que la disfagia causa complicaciones muy graves como la malnutrición o deshidratación. En algunos pacientes incluso, según cuenta el doctor, el alimento en lugar de ir hacia la vía digestiva va a la respiratoria («aspiración») y acaba produciendo una infección o neumonía. «La disfagia es una enfermedad muy frecuente, muy poco conocida y en cambio muy grave». En países como Inglaterra o Alemania, la disfagia es ampliamente conocida, y la explicación de por qué no se conoce o aborda tanto en España puede ser, en palabras de este especialista, porque «es una enfermedad que está a medio camino entre «los que hacen digestivo, los cirujanos, los neurólogos, las logopedas, las enfermeras...». En su hospital, en cambio, es un equipo transversal el que se encarga de la investigación, donde «lo menos importante es qué titulo tienes y lo más importante es que estamos determinados a darle a los pacientes todo aquello que necesitan».


300 recetas

En el caso de los enfermos que sufren disfagia como consecuencia de la edad, el tratamiento es «compensador», en el que «no podemos curar la disfagia sino aminorar las complicaciones que esta conlleva», cuenta el doctor Clavé. Su tratamiento se fundamenta en los cambios de textura de los alimentos y en los cambios de viscosidad de los líquidos. Frente a otros hospitales que se limitan a triturar los alimentos, cuenta que lo que hacen en Mataró es «una triple adaptación de la dieta con tres elementos». El primero es que la dieta durante la estancia en el hospital y una vez en casa debe estar adaptada «a las calorías y proteínas que necesita cada paciente». El segundo es que deben tener «la textura adecuada, porque hay personas que no pueden tragar y otras qu eno pueden ni tragar ni masticar. Finalmente, lo que tratan es «que sea apetecible: que tenga buen color, buen olor y buen aspecto, y esto además lo hacen con alimentos de la dieta mediterránea.

«Lo que hemos hecho es contactar con cocineros para desarrollar 300 recetas, que forman hasta 4 menús diferentes en función de la textura y si el paciente está malnutrido o no», y entre las iniciativas también se encuentra la grabación de videorecetas para que los familiares las puedan preparar en casa.

Lo que no se sabe tanto acerca de la disfagia es que afecta también a niños. «Si a un niño no lo alimentas bien, lo primero que ocurre es que no va a crecer, y luego serán jóvenes que pesarán muy pocos kilos, que no han crecido o que van teniendo enfermedades pulmunares repetidas», cuenta el doctor. Por otra parte, además, el acto de comer tiene que ver con la calidad de vida, y su impacto si se priva de ello es muy fuerte, por lo que es importante poder ofrecer herramientas a las familias: «Consejos, información, recetas».

ABC
10/12/2019