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El oído es un sentido imprescindible para la comunicación. Sin embargo, un estudio realizado el pasado año con motivo de la celebración del Día Internacional de la Audición reveló que un 48% de los españoles confiesa que nunca ha acudido a realizarse una revisión auditiva, lo que supone un problema grave a la hora de detectar posibles síntomas o anomalías en nuestros oídos. Entre ellos, un 35% considera que no le hace falta hacerse un chequeo auditivo, mientras que el 13% de los encuestados no ha acudido, pero le gustaría realizárselo porque siente molestias (6%) o no escucha del todo bien (7%). Sólo un 27% de los españoles asegura hacerse una revisión auditiva cada año.
A fin de explorar estas y otras cuestiones se organizó el pasado miércoles la Mesa Técnica 'Salud auditiva en la población: riesgos y soluciones'. El encuentro, desarrollado dentro de la iniciativa Málaga Vanguardia en Sanidad 2019 de Diario SUR, estuvo moderado por la periodista Carmen Alcaraz y contó con la participación de José Oriol González, especialista en audiología protésica y fundador de los centros OirT; Alfonso Sánchez, audioprotesista y empresario en audiología; el Dr. Jose Antonio Pérez Arcos, jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico Virgen de Victoria de Málaga; y el Dr. Álvaro Cordero, otorrino del Hospital Regional Universitario de Málaga.
Para poner en valor la importancia de la salud auditiva, los expertos comenzaron analizando la situación actual del sector.
«El 10 % de la población tiene un problema auditivo y no es consciente de ello. El peligro es que de ese porcentaje solo acuden a los otorrinos o centros auditivos en torno a un 3 o 4 %. Esto es muy grave», comenzó su intervención Alfonso Sánchez.
Los participantes convinieron que, al igual que la gente se realiza periódicamente controles para graduarse la vista o chequeos generales de salud, deben ser conscientes de la importancia de revisar la salud auditiva. «Aún existe un estigma en relación a la salud auditiva. Y mucha gente sigue la mentalidad del avestruz: 'si no voy a revisarme, no me entero si tengo problemas y no tengo que hacer nada'. Y no son conscientes del peligro que supone para su salud en general», continuó el audioprotesista.
«También permanece la creencia, totalmente desfasada, que el problema auditivo es una cuestión de la vejez. Y hoy en día vivimos en una sociedad muy ruidosa, España está en el segundo puesto del ranking mundial de países que más ruido generan, y este ambiente provoca que la gente comience mucho antes a tener pérdidas auditivas», expuso Oriol González.
«La gente acude al otorrino o a los centros auditivos cuando ya tienen el problema. Sin embargo, se recomienda que a partir de los 50 años se hagan revisiones anuales audiométricas», aportó el Dr. Cordero.
No obstante, en la opinión del Dr. Pérez Arcos se ha avanzado mucho en el tema auditivo. «Antes los pacientes sordos podían incluso estar en centros psiquiátricos porque no se entendía que no se comunicasen y podía confundirse con una enfermedad psiquiátrica. Hoy en día esto está muy avanzado. Hay campañas de información y prevención, por ejemplo, de la rehabilitación auditiva mediante prótesis, una forma de mantener a la persona en un mundo social y comunicativo».
El jefe del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico quiso diferenciar entre dos tipos de pérdidas auditivas, la que va asociada a la edad, «que es un paciente sano pero que va perdiendo el sentido de la audición», y un paciente enfermo, «que tiene que verlo el médico en primera instancia y determinará el tratamiento que hay que aplicarle».
Asimismo, y para determinar las patologías más frecuentes, el Dr. Cordero apuntó que hay que diferenciar el rango de edad. «En pacientes de más de 50 o 55 años lo más común es la presbiacusia, es decir, la pérdida progresiva de audición. Después, en la edad pediátrica hay que distinguir entre la pérdida auditiva congénita, que puede tener muchos factores; o la temporal, que viene por problemas de resfriados, etc., y se soluciona con tratamiento médico o quirúrgico. Finalmente hay un tercer grupo muy importante que conforma las sorderas profesionales, por la exposición constante al ruido».
Ante la pregunta si escuchamos peor actualmente los españoles los expertos fueron tajantes. «Sí, sin duda. Por infinidad de causas, pero es evidente que la gente empieza a tener pérdida de audición antes que hace unos años. También hay que tener en cuenta que la población se ha envejecido y la gente vive más años, con lo cual la cantidad de personas que hay con pérdida auditiva ha aumentado mucho en los últimos 20 años», explicó González.
Igualmente, el perfil de la persona en la vejez es diferente. «Antes asumían que tenían una pérdida auditiva y problemas de comunicación. Pero hoy en día se tiene mucha más vida social, se acude al cine, a teatros, conferencias, etc. Son personas activas a pesar de la edad, por lo que demandan una mejor audición que permita comunicarse y no aislarse socialmente, aseveró el Dr. Cordero.
«Otro factor muy importante es que con la pérdida de audición la persona va teniendo un deterioro cognitivo. Al participar menos y tener menos actividad porque no escucha, la mente trabaja menos, es como un músculo. Y cada vez hay más estudios que demuestran que hay una relación directa entre no escuchar bien y una mayor incidencia de problemas como Alzheimer, demencia senil, etc,», intervino González.
«Concretamente, las últimas estadísticas apuntan que un 9% de los casos de demencia se podían haber prevenido con el uso de audífonos» apuntó Sánchez.
El Dr. Cordero quiso aportar que, según un estudio elaborado en 2017, «la pérdida de audición se confirma como un factor de riesgo, junto con factores cardiovasculares o el nivel educacional del paciente, en la demencia y el deterioro cognitivo. De este modo, prevenir o paliar esta pérdida de audición retrasa notablemente estas enfermedades».
Ruido y hábitos de vida
Durante el desarrollo de la mesa se analizó la incidencia que tiene el cambio en los hábitos de vida de la población en la salud auditiva. Uno de los puntos tratados fue el uso masivo los auriculares que, según los expertos, no son un problema en sí mismos pero sí lo es el volumen al que se escuchan.
«Hay que recordar la regla del 60x60: no se deben utilizar a más del 60 % del volumen máximo del aparato, y no más de 60 minutos al día. Superar esto ya provoca un daño auditivo que se va acumulando con los años», incidió el otorrino del Hospital Universitario Regional.
Al respecto, los participantes recordaron que la OMS estima que una jornada de ocho horas a más de 85 dB provoca daños auditivos.
«Hay que tener en cuenta que el ruido hoy en día se considera un delito ecológico. Los espacios especialmente ruidosos tienen que tener un aislamiento acústico que garantice que no se superen unos determinados decibelios porque sino las personas alrededor de ese foco sufren el efecto secundario del ruido intenso. Esto no tiene solamente incidencia sobre el oído, también sobre todo nuestro cuerpo. Hay estudios que lo relacionan con el estrés, el insomnio, la fatiga crónica y hasta problemas cardiovasculares o hipertensión. Y no solo provoca estas alteraciones en el organismo un ruido intenso, sino también uno de menor volumen pero crónicamente establecido, explicó el Dr. Pérez Arcos.
Los profesionales quisieron poner el foco en la prevención de pérdidas auditivas en niños. «Es algo fundamental. De hecho, contamos con programas de screening neonatal con los que se detecta la hipoacusia. Porque el niño que se 'escapa' en el diagnóstico va a verse afectado en el lenguaje, y una vez que esto ocurre no hay vuelta atrás» sentenció el Dr. Cordero.
«Para estos niños con sordera neonatal hay unos programas de implantes cocleares. Se realiza una intervención quirúrgica para ponerle un dispositivo en el oído y con esto se consigue que su desarrollo sea normal y se integren perfectamente en la sociedad. Y esto es tan importante que antes los programas de screening solo se hacían a niños de grupos de riesgo y ahora son universales», aportó el Dr. Pérez Arcos.
En relación al avance tecnológico de los audífonos, Oriol González subrayó: «Antes los audífonos eran una cacharros enormes, antiestéticos y poco evolucionados tecnológicamente que no tienen nada que ver con los aparatos actuales. Hoy en día los audífonos son prácticamente invisibles y la tecnología con la que cuentan es muy avanzada, corrigiendo condiciones y solucionando problemas que hay que solucionar, además, de una forma precoz».
«Estamos llegando a niveles de nanotecnología e inteligencia artificial. Por ejemplo, a nivel de procesamiento de señal, para que nos hagamos a la idea, la anterior generación de audífonos tenía seis millones de transistores. La actual tiene 45 millones de transistores» quiso aportar Alfonso Sánchez.
Los audioprotesistas recordaron que, además, en la actualidad los audífonos son prácticamente como ordenadores en el oído. «Tienen una conectividad total. Se pueden conectar al teléfono móvil, se manipulan con una App, se conectan a la televisión, internet, incluso están saliendo ya los audífonos que hacen traducciones simultáneas, etc.».
Además hay otros avances tecnológicos muy notables, como el otoscan, un escáner de 3D gracias al cual se analiza el oído de manera rápida y efectiva. Se gana tiempo, ya no es intrusivo y se logran moldes digitales que se conservan en el expediente.
También se hacen tapones a medida con unos filtros para cada tipo de actividad y se gradúan, permitiendo una cantidad de sonido y frenando otra. Una solución muy empleada en ámbitos profesionales, como músicos o profesionales de la industria automovilística, entre otros.
Como conclusión al encuentro, los expertos coincidieron en la necesidad de prevención, a través de revisiones periódicas y, por supuesto, acudiendo a los profesionales ante los primeros síntomas de pérdida auditiva. «La audición ha sido tradicionalmente 'el pariente pobre' y no se le ha dado la importancia que tiene. Pero una persona que no oye es una persona incomunicada, y la comunicación es lo único que nos diferencia de los animales. Por eso, perder audición, es una minusvalía muy importante que conlleva consecuencias físicas y psicológicas», concluyó el Dr. Pérez Espejo.
Diario Sur
14/11/2019