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Nace Disfam Salamanca para dar a conocer esta dificultad en el aprendizaje de la lectura, apoyar a los afectados y reivindicar sus derechos
Entre un cuatro y un diez por ciento de la población es disléxica, pero muchas personas no lo saben. La dificultad específica del aprendizaje del lenguaje es un trastorno «tan común como desconocido» y provoca que muchos jóvenes abandonen los estudios en edades tempranas, quedando «como malos estudiantes». Hacer visible este trastorno, la necesidad de prevenir y atender los problemas, asesorar a las familias y reivindicar los derechos de los afectados son algunos de los objetivos de la recién creada Asociación Dislexia y Familia (Disfam), que ayer se presentó públicamente en la Diputación.
Padres de hijos con dislexia, familiares, adultos disléxicos, profesionales, etc. integran una asociación, a la que invitan a unirse a todos para «hacer valer los derechos de los niños, jóvenes y adultos disléxicos, para que a lo largo de su vida estén en igualdad de condiciones», afirmó la presidenta de la asociación, María Jesús Moreta, durante la presentación de Disfam. Esta agrupación forma parte de las federaciones regional y nacional de Dislexia.
Moreta estuvo acompañada por la diputada de Bienestar Social, Eva Picado; la directora de la Uadle -unidad especializada en dislexia- de la Universidad de Salamanca, Mercedes Rueda; y el alcalde de Galinduste, José Lucas. La sede de Disfam se encuentra en instalaciones municipales de esta localidad, y cuenta también con el apoyo de la Diputación y al Universidad de Salamanca.
Rueda señaló que en los últimos once años han trabajado con más de mil niños y que hoy pasan por la unidad una media de 40 menores solicitando ayuda. Explicó que la dislexia es un «campo muy abierto» en el que «se está investigando mucho», por lo que cada vez hay más datos. Quiso dejar claro que es «una dificultad del aprendizaje, no es una enfermedad», cuyo origen es «neurobiológico con un componente genético». Se detecta cuando hay problemas para aprender a leer y escribir correctamente.
«El cerebro por algunas circunstancias no lee como debería», por lo que necesita aprender, una tarea «intensa» para la que se necesita ayuda. Este trastorno tiene distintos niveles, pueden ser leve y también severo. «No tiene que ver con la inteligencia» y es necesario «detectarlo cuanto antes», ya que «hay datos suficientes para detectar los riesgos desde infantil».Además, abogó por «crear apoyos en las aulas; nacemos y vivimos con ello, pero se puede solventar y trabajar de manera específica».
En este sentido, Moreta recordó, que los docentes «necesitan ayuda e información para entender las dificultades de estos niños», por lo que la asociación se ofrece a colaborar con lo centros.
Además, demandan a las instituciones públicas de los ámbitos educativos, sanitario y social que «trabajen de forma coordinada para garantizar una atención pública para realizar las pruebas diagnósticas, la formación de docentes y protocolos de actuación de las aulas».
El Norte Castilla
26/10/2019