Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) más del 5% de la población mundial padece pérdida de audición discapacitante, entre ellos se encuentran 432 millones de adultos y 34 millones de niños
La sordera es una condición que padecen aquellas personas que presentan una pérdida de la capacidad auditiva parcial (hipoacusia) o total (cofosis). Esta patología puede ser unilateral, cuando afecta a un oído, o bilateral cuando perjudica a ambos. En este último caso, existe la posibilidad que se presente de forma simétrica o asimétrica, dependiendo de si coincide el grado de reducción auditiva en los oídos.
La hipoacusia puede ser repentina, rápida e inexplicable, y se denomina hipoacusia súbita y suele afectar a un solo oído de forma parcial o total. Otras de las formas en la que se manifesta es de manera progresiva, donde el paciente pierde paulatinamente su capacidad auditiva y a ello se lo denomina presbiacusia. Este tipo de hipoacusia se da mayormente en personas de edad avanzada, ya que se asocia con el deterioro producido en el sistema auditivo generado por la edad. Siguiendo esta línea, otras de las hipoacusias que una persona puede padecer es la inducida por una exposición constante a ruidos elevados.
Una de las principales consecuencias de la pérdida de audición es la limitación de la capacidad de la persona para comunicarse con los demás. Los niños que cuentan con esta condición suelen retrasarse en el desarrollo del habla y rara vez son escolarizados. Asimismo, la tasa de desempleo es mucho más alta en adultos con reducción auditiva. Una gran proporción de los que tienen empleo ocupan puestos de categoría inferior en relación con la fuerza de trabajo en general. “Dicha condición puede afectar su rendimiento laboral o dificultar su capacidad de sociabilización con sus pares. Esto puede generar sensación de soledad, aislamiento y frustración, especialmente en personas mayores” afirma Agustina Leiro, Licenciada en Fonoaudiología.
Pueden identificarse diferentes tipos de hipoacusias según la localización de la lesión o grado de intensidad. Por un lado, se encuentra la hipoacusia conductiva, la cual se origina a partir de enfermedades u obstrucciones en el oído externo o medio que lentifican el paso de las ondas sonoras al oído interno. Por el otro, cuando se ve afectado el nervio auditivo o la cóclea, se puede determinar que la persona cuenta con hipoacusia neurosensorial. “En ambos casos, dependiendo del grado de disminución de la capacidad auditiva, un especialista puede indicar el uso de audífonos, implantes o bien una intervención quirúrgica según corresponda” Agustina Leiro, Licenciada en Fonoaudiología.
En el mes de septiembre se celebra el Día Internacional de la Sordera para conmemorar el primer Congreso Mundial de la Federación Mundial de Sordos. Lo que se buscó a través de este encuentro fue visibilizar los problemas relacionados con la cultura sorda, sus leyes y concientización.
El control de la audición es fundamental para prevenir posibles patologías. Si se percibe una pérdida auditiva es recomendable recurrir a su médico de cabecera y realizarse una audiometría para determinar el grado de hipoacusia y definir un tratamiento adecuado.La información fue proporcionada a esta Agencia por GAES Centros Auditivos, entidad que trabaja con el claro objetivo de mejorar la comunicación y la calidad de vida de las personas con problemas auditivos, a través de atención personalizada, seguimiento periódico y la última tecnología en audífonos.
APF
12/10/2019