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Un estudio sugiere que los entrenamientos aeróbicos pueden al menos ralentizar los efectos de la enfermedad si la intervención ocurre en las primeras etapas
Hacer ejercicio varias veces por semana puede retrasar el deterioro del cerebro en personas con alto riesgo de enfermedad de Alzheimer. Lo asegura una investigación publicada en « Journal of Alzheimer's Disease» realizado en la Universidad de Texas Southwestern (EE.UU.)
Según los resultados de este trabajo, las personas que tenían acumulación de beta amiloide en el cerebro, un sello distintivo de la enfermedad de Alzheimer, experimentaron una degeneración más lenta en una región del cerebro crucial para la memoria si se ejercitaban regularmente durante un periodo de un año.
Aunque el ejercicio no evitó la eventual propagación de placas amiloides tóxicas culpables de matar neuronas en el cerebro de pacientes con demencia, los hallazgos sugieren la posibilidad de que los entrenamientos aeróbicos pueden al menos ralentizar los efectos de la enfermedad si la intervención ocurre en las primeras etapas.
«¿Qué se supone que debes hacer si tienes aglomeración de placa amiloidea en el cerebro? En este momento, los médicos no pueden prescribir nada», señala Rong Zhang, quien dirigió el ensayo clínico que incluyó a 70 participantes de 55 años o más. «Si podemos replicar estos hallazgos en un ensayo más amplio, es posible que en el futuro los médicos les digan a los pacientes de alto riesgo que comiencen a hacer ejercicio. De hecho, no hay ningún daño en hacerlo ahora».
El estudio comparó la función cognitiva y el volumen cerebral entre dos grupos de adultos mayores sedentarios con problemas de memoria: uno hizo ejercicio aeróbico (al menos media hora de entrenamiento cuatro o cinco veces por semana), y el otro hizo solo estiramientos.
Los dos grupos mantuvieron habilidades cognitivas similares durante el ensayo en áreas como la memoria y la resolución de problemas. Pero las imágenes del cerebro mostraron que las personas del grupo que hacía ejercicio y tenían acumulación de amiloide experimentaron una reducción de volumen ligeramente menor en su hipocampo, una región cerebral relacionada con la memoria que se deteriora progresivamente a medida que la demencia se afianza.
«Es interesante que los cerebros de los participantes con amiloide respondieran más al ejercicio aeróbico que los otros –afirma Zhang-. Aunque las intervenciones no impidieron que el hipocampo se hiciera más pequeño, incluso disminuir la tasa de atrofia a través del ejercicio podría ser una revelación emocionante».
Sin embargo, Zhang señala que se necesita más investigación para determinar cómo o si la tasa reducida de atrofia beneficia la cognición.
Zhang forma parte de un grupo de científicos de todo el mundo que intenta determinar si el ejercicio puede ser la primera terapia de este tipo. Su última investigación se basa en numerosos estudios que sugieren vínculos entre el estado físico y la salud del cerebro. Por ejemplo, un estudio de 2018 mostró que las personas con una peor condición física experimentaron un deterioro más rápido de las fibras nerviosas vitales en el cerebro llamado materia blanca. asimismo, la investigación en ratones ha demostrado que el ejercicio se correlaciona con un deterioro más lento del hipocampo, hallazgos que llevaron a Zhang a investigar si se pueden encontrar los mismos efectos en las personas.
Zhang, además, lidera un ensayo clínico en EE.UU.de cinco años que tiene como objetivo profundizar en las posibles correlaciones entre el ejercicio y la demencia. El ensayo, que incluye seis centros médicos de EE.UU., implica a más de 600 adultos mayores (de 60 a 85 años) con alto riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. El estudio medirá si el ejercicio aeróbico y tomar medicamentos específicos para reducir la presión arterial alta y el colesterol pueden ayudar a preservar el volumen cerebral y las capacidades cognitivas.
ABC
20/09/2019