Para qué sirve el sueño? La respuesta «para descansar» es demasiado sencilla. Si el sueño es (sólo) para entrar en ‘modo ahorro energético’, ¿por qué entonces se mantiene el cerebro tan activo mientras dormimos? Sí, dormir implica apagar algo. Pero ese algo no es el cerebro, sino sólo sus canales de comunicación con el exterior: por dentro la olla sigue, si no a toda presión, sí a pleno funcionamiento. Y los científicos aún no conocen la razón. En los últimos años se han acumulado evidencias a favor de una posible respuesta: el sueño sirve (también) para consolidar lo aprendido durante el día. Dos recientes trabajos publicados en Nature añaden una pincelada más a este cuadro, y es que la relación sueño-memoria no es exclusiva del hombre. En las moscas del vinagre el sueño es controlado por una región cerebral muy implicada en el aprendizaje y la memoria.
Que el hallazgo sea en moscas no significa que sea irrelevante para los humanos. Las moscas son ‘un modelo válido’ para estudiar nuestro sueño, escribe en uno de los artículos en Nature Ravi Allada, de la Northwestern University en Illinous (EEUU). Y es que las moscas y nosotros tenemos mucho en común en lo que se refiere al sueño: ellas descansan unas 10 horas por la noche, y si se las mantiene despiertas más tiempo necesitan dormir más. También producen durante parte de la noche una actividad eléctrica de baja frecuencia llamada sueño de ondas lentas, y cuando se las despierta de golpe están –como nosotros- atontadas. Además los estados de sueño y vigilia están modulados por sustancias que también intervienen en el sueño de los mamíferos.
De ahí la importancia concedida al hallazgo. Si en las moscas el sueño también sirve para consolidar lo aprendido, implicaría que se trata de un fenómeno muy conservado en la evolución. Y sería una nueva vía para investigar los mecanismos que regulan el sueño y el aprendizaje tanto en invertebrados como en vertebrados.
El área que los investigadores han localizado como clave para el sueño de las moscas se llama ‘cuerpos pedunculados’ (mushroom bodies). Para identificarla recurrieron a un fármaco capaz de manipular un gen llamado PKA cuya actividad es inversamente proporcional a la duración del sueño en las moscas. Con la ayuda del fármaco lograron expresar este gen en distintas regiones del cerebro, incluyendo los cuerpos pedunculados, y así pudieron establecer el papel de cada área en el sueño.
El hallazgo tiene valor además porque permite profundizar en las estructuras anatómicas que regulan el sueño. «Una de las cosas que dificulta el estudio de este fenómeno es que no está localizado en una parte específica del cerebro», dice Sehgal. El haber encontrado al menos una estructura con un papel clave –los investigadores creen que no será la única— abre la puerta al estudio de los mecanismos moleculares activos en ella.
En humanos
Los humanos, por nuestra parte, no tenemos cuerpos pedunculados, pero la relación entre el sueño y el aprendizaje está cada vez más establecida. Hace ya décadas que se descartó la idea de que el cerebro ‘descansa’ y permanece inactivo cuando duerme. Todo lo contrario. Durante el sueño REM –cuando el durmiente tiene los sueños más vívidos y que ocupa hasta el 20% del sueño— hay una gran actividad cerebral, a pesar de que los ‘canales’ de información sensorial están cerrados y las órdenes motoras bloqueadas. Incluso durante la fase de ondas lentas –también presente en las moscas- el cerebro muestra un 80% de actividad.
consumer.es
23/06/2006