El docente y director de Rumbos - Recursos Educativos Especializados, Samuel Chaves, advierte de que la principal carencia emocional de los niños es la falta de presencia de sus adultos de referencia, principalmente el padre y la madre, lo que dificulta la autorregulación de los más pequeños.
Samuel Chaves ha hecho estas manifestaciones este martes con motivo de la inauguración del curso 'Neuroeducación, mindfulness y conflicto en el aula. Una aproximación desde el enfoque sistémico. III edición', que forma parte de la oferta formativa de los XVII Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide (UPO).
"Vivimos en una sociedad de prisas y estrés en la que sentimos que no tenemos tiempo, tampoco para jugar con nuestros hijos o simplemente estar con ellos. Y cuando decimos estar nos referimos con presencia, es decir, sin estar pensando en los conflictos laborales que podamos tener, en los quehaceres del hogar... Nosotros apostamos por vivir los momentos con ellos con presencia, estando en el aquí y ahora y así poder ofrecerles la atención que necesitan", según ha explicado Chaves.
Ha citado la ya famosa frase que dice "no existe niño difícil, lo difícil es ser niño en un mundo de gente cansada, ocupada, sin paciencia y con prisa". Y es queestando los adultos ocupados en la multitarea, "muchas veces, pasamos tiempo con ellos y sin embargo no nos sienten presentes, nuestros cuerpos están junto a ellos pero nuestra mente está muy ocupada en otras cuestiones, casi siempre ajenas a ellos", ha explicado.
De esta forma se hace muy difícil poderles acompañar en la gestión de sus emociones, por lo que carecen en ese caso del aprendizaje de la gestión emocional y se ve afectada su autorregulación", ha recalcado el experto. Y es que los niños necesitan referentes de los que aprender y resulta que sus referentes se sienten muy ocupados en otras cuestiones más importantes o urgentes.
Sin embargo, hay que reconocer que, a pesar de todos los esfuerzos, se siguen produciendo conflictos en las aulas que, en muchas ocasiones no se abordan de la manera adecuada. "Cuando pienso en estas situaciones, lo primero que se me viene a la cabeza es el dolor de los niños y niñas que son acusados de ser los agresores, mucho antes que el o los motivos de conflicto, y es que todo conflicto surge de un daño interior que tiene la persona que lo causa", ha desarrollado.
En su opinión, "el fondo de la mala gestión de estos casos pasa porque las personas, en general, tratamos de huir de los conflictos porque carecemos de herramientas para afrontarlos, por lo que si las personas no sabemos gestionar nuestros conflictos, cuando sucede entre los niños y niñas tampoco sabemos acompañarles en el proceso y resolución y atajamos con los castigos nada más, y esto no supone beneficio alguno, sino todo lo contrario".
Por ello, considera que el mindfulness es la clave y es la herramienta básica para el cambio que el mundo necesita. La práctica del mindfulness nos vuelve al presente, al aquí y ahora. "Solemos prestar atención a las actividades del momento sólo con una pequeña parte de nosotros mismos, mientras que la mente y los pensamientos están en otra cosa. Vivimos en el modo 'piloto automático', ocupándonos de nuestras cosas con muy poca conciencia de los detalles de nuestra experiencia del día a día", ha asegurado.
Agencias
22/07/2019