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El uso de chips cerebrales implantados destinados a restaurar la capacidad de regeneración de la memoria en personas con lesiones traumáticas, está dando buenos resultados y apunta a convertirse en un tratamiento óptimo para este tipo de dolencias.
La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa de EE.UU (DARPA), ha financiado varios proyecto de chips cerebrales. El primero, creado por la Clínica Mayo, la Universidad de Pennsylvania y la compañía de tecnología médica Medtronic Plc, conecta la corteza temporal izquierda, controla la actividad eléctrica del cerebro y pronostica si creará una memoria duradera.
«Al igual que los meteorólogos predicen el clima al poner sensores en el ambiente que miden la humedad, la velocidad y la temperatura del viento, nosotros ponemos sensores en el cerebro y medimos las señales eléctricas», explica el profesor responsable de la investigación. Si la actividad cerebral es subóptima, el dispositivo proporciona una pequeña descarga, indetectable para el paciente, para fortalecer la señal y aumentar la posibilidad de formación de memoria.
Un segundo grupo de trabajo del Centro Médico Wake Forest en Carolina del Norte, tiene un método más preciso. En un estudio publicado el año pasado, sus pacientes mostraron una mejora de la retención de la memoria de hasta un 37 por ciento. Para formar memorias, varias neuronas se disparan de una manera muy específica, transmitiendo una especie de código. «El código es diferente para los recuerdos únicos y los individuos únicos», comentan.
Al examinar unas pocas docenas de neuronas en el hipocampo (el área del cerebro responsable de la formación de la memoria) su equipo aprendió a identificar patrones que indican la formación de memoria correcta e incorrecta para cada paciente y a proporcionar códigos precisos cuando el cerebro falla. Al presentar a los pacientes cientos de imágenes, el grupo podría incluso reconocer ciertos patrones de activación neuronal como recuerdos particulares.
Ambos grupos han probado sus dispositivos en humanos, de momento solo en pacientes epilépticos con electrodos ya implantados en sus cerebros para controlar las convulsiones. Cada implante requiere hardware externo aunque se espera avances para crear implantes más pequeños antes que la administración estadounidense apruebe su llegada al mercado. Otro grupo de experimentación serán los miles de veteranos militares con lesiones cerebrales traumáticas diagnosticados y, en general, pacientes que hayan sufrido un accidente cerebrovascular.
El tratamiento y/prevención del Alzheimer podría ser el siguiente y más interesante paso teniendo en cuenta que se trata de una enfermedad que van a padecer millones de humanos y que actualmente no existe ningún tratamiento que retrase o detenga su progreso. Una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales y se caracteriza en su forma típica por una pérdida de la memoria inmediata y de otras capacidades mentales.
Según los investigadores, en el futuro hasta el público en general tendrá acceso para mejorar sus capacidades, aunque de momento existe un serio obstáculo para la adopción masiva. «No creo que ninguno de nosotros se vaya a practicar una cirugía cerebral voluntaria en el corto plazo», explican. «Solo cuando estas tecnologías se vuelvan menos invasivas o no invasivas, se generalizarán». Hasta ahora eran técnicas de ciencia ficción, pero se esperan grandes avances en ingeniería biomédica.
Computer
27/06/2019