El dispositivo fue presentado en el país en el marco del Congreso Mundial de Otorrinolaringología Pediátrica y posibilita que los pacientes que padecen hipoacusia de severa a profunda controlen, monitoreen y personalicen su audición directamente desde su dispositivo iPhone. El avance está en desarrollo para usuarios de Android. Cómo funciona
No escuchar. Tener hipoacusia severa. No escuchar y tener la posibilidad de contar con un implante coclear que permita llevar una vida como la de cualquier persona. Tener un implante coclear y necesitar un accesorio para realizar acciones tan cotidianas como atender una llamada telefónica, tener una video llamada o escuchar música en el colectivo de camino al trabajo. Cuando todo eso ocurre, lo que para muchos es el simple lanzamiento de un dispositivo tecnológico aplicado a la salud, para otros representa un radical cambio en su día a día.
De allí que la presentación del primer procesador que permite a los usuarios sordos severos transmitir el sonido desde un iPhone, iPad y iPod directamente al procesador de sonido haya sido recibido con gran expectativa por quienes padecen hipoacusia de severa a profunda y tienen un implante coclear. Es que la innovación, que ya está en desarrollo para el sistema Android, les ayudará a tener mayor accesibilidad, conectividad y soluciones inalámbricas.
El lanzamiento tuvo lugar en el marco de las jornadas del I Congreso Mundial de Otorrinolaringología Pediátrico, que se desarrolló la semana pasada en Buenos Aires.
Por primera vez, los pacientes que padecen hipoacusia de severa a profunda y que son usuarios del procesador de sonido más pequeño y liviano, Nucleus 7, podrán controlar, monitorear y personalizar su audición directamente desde su dispositivo iPhone o a través de la Nucleus Smart App.
Así, la transmisión directa del procesador auditivo al smartphone permite a las personas con sordera profunda escuchar música o hablar por teléfono fácilmente y sin la necesidad de utilizar otros accesorios, situaciones habituales pero que, en los casos de hipoacusia, no resulta tan sencillo.
Tener conectividad, monitoreo y accesibilidad no sólo ayuda a los usuarios de esta tecnología con el manejo de su audición diaria, sino también les permite interactuar con sus amigos y familia, en el ámbito laboral y desarrollar una vida completamente normal. Esto es vital cuando se trata de personas hipoacúsicas.
El 5% de la población mundial vive con discapacidad auditiva, lo que representa 466 millones de personas, cifra que se espera que llegue a 900 millones para 2050.
En la Argentina, la Ley 25.415 para la detección temprana de la sordera, sancionada en 2001 -pero que recién fue reglamentada en 2011, cuando se creó el Programa Nacional de Detección Temprana y Atención de la Hipoacusia que depende del Ministerio de Salud de la Nación- establece que "todo recién nacido antes de los tres meses de vida tiene derecho a ser evaluado auditivamente y tratado luego de los seis meses en forma adecuada". De este modo y según la reglamentación, si en la maternidad donde nació el pequeño no le realizaron las otoemisiones acústicas, el pediatra debe solicitarlas durante el primer mes de vida. Es un estudio que se puede hacer, también, en los hospitales públicos.
El implante coclear es un dispositivo electrónico que puede restituir la audición en un paciente con pérdida auditiva severa o profunda, es decir, en niños que no pueden escuchar ni la voz conversada ni gritada, y que no se beneficien con el uso de audífonos. A diferencia de este último, que amplifica los sonidos, el implante coclear sustituye la función del oído interno que está afectado.
De este modo, el implante coclear consta de dos partes, una interna llamada receptor estimulador, que se coloca debajo de la piel, mediante un procedimiento quirúrgico, a unos centímetros detrás de la oreja y con electrodos que van dentro de la cóclea. Y otra externa, llamada procesador de habla, que se conecta con la parte interna, a través de la piel, por medio de un imán.
¿Quiénes son candidatos a recibir un implante coclear? Está indicado en niños a partir de los 12 meses de edad –aunque hay situaciones donde se pueden implantar antes- y adultos que hayan perdido la audición, sin límite de edad máxima. En realidad, el único límite es el estado físico y psíquico que permita una cirugía con anestesia general.
Para determinar si una persona es candidata a un implante coclear debe ser examinada por un equipo interdisciplinario integrado por otólogos, fonoaudiólogos y psicólogos, quienes realizarán una exhaustiva evaluación a fin de determinar si el paciente es apto para recibir el dispositivo y si este debe colocarse en forma uni o bilateral, simultánea o secuencialmente.
¿Cuándo comienza a escuchar un paciente implantado? El encendido del implante se realiza al mes de la cirugía y el mismo puede requerir, para su correcto funcionamiento, calibraciones en forma periódica que van de dos a tres veces por año. El beneficio con el implante coclear va mejorando con las sucesivas calibraciones y, fundamentalmente, con el trabajo que se realiza en las sesiones de rehabilitación auditiva y con el apoyo familiar.
"Si un niño es implantado dentro de los primeros tres años de vida, prácticamente puede tener una escolaridad normal en una escuela de normo oyentes. A mayor precocidad en la edad de implantación, menor será la rehabilitación audiológica que tendrá que realizar ese niño y más rápido los sonidos -desde la voz de sus padres, la lluvia al caer y la música- estimularán su corteza auditiva", explicó el jefe de Otología del Hospital de Clínicas, Eduardo Hocsman.
Según datos oficiales suministrados por el Ministerio de Salud de la Nación, la prevalencia de hipoacusia al nacer es de 1 a 5 / 1000. Es decir, cada año en la Argentina se estima que nazcan entre 700 y 3.500 bebés con hipoacusias de diverso grado y diferentes causas, la gran mayoría son bilaterales, y afectan a las cócleas u oídos internos, sitio donde nace el nervio auditivo.
InfoBae
25/05/2019