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La Demencia Predominantemente Límbica Relacionada con la Edad (LATE, por su sigla en inglés) fue definida por primera vez por el Instituto Nacional de Envejecimiento de Estados Unidos.
Desde que Alois Alzheimer observó en los años 20 los primeros casos de esa agobiante enfermedad neurodegenerativa que más tarde se rotuló con su apellido, miles de casos de demencia podrían haber sido diagnosticados equivocadamente como “Alzheimer”. Esta es la más fuerte conclusión tras la presentación de una guía para detectar la Demencia Predominantemente Límbica Relacionada con la Edad (LATE, su sigla en inglés), que este martes fue definida por primera vez por el Instituto Nacional de Envejecimiento (NIH) de Estados Unidos, tras un largo proceso de consenso médico.
Detección temprana, tratamientos que ofrezcan mejor calidad de vida y la posibilidad —todavía lejana— de cura: el hallazgo anunciado es clave para el futuro de las enfermedades neurodegenerativas en general, y de la demencia en particular, condición que padece entre el 5% y el 8% de los adultos mayores de 65 años, según la Organización Mundial de la Salud.
Las conclusiones de los expertos del NIH surgieron no del análisis de personas vivas sino de autopsias.
Si bien desde la entidad redactaron una guía para que científicos y médicos puedan distinguir los casos de LATE de aquellos de Alzheimer, todo está en el plano de la inducción, ya que el diagnóstico podrá hacerse a partir de elementos indirectos. No hay, por ahora, un estudio certero para detectar la acumulación de la proteína que genera la Demencia Predominantemente Límbica Relacionada con la Edad.
Gustavo Sevlever, neuropatólogo y director de Docencia e Investigación de la Fundación Fleni explicó a Clarín que “la LATE ya existía en la literatura médica. Pero cuando hay información acumulada que llega a cierto volumen, los expertos se juntan y hacen un trabajo de consenso, lo que a veces da lugar a un cambio de paradigma. Es decir, sintetizan la información y proponen un nuevo modo de pensar cierta enfermedad. En este caso fue un trabajo epistemológico para fijar conceptos que desagregan esta demencia de otras más comunes como el Alzheimer”.
Según aclaró Sevlever, “los casos vinieron de autopsias: el 25% mostró la presencia de LATE. Aunque en vida algunos de esos pacientes habían padecido Alzheimer y otros no, tenían en común una proteína distinta depositada en la zona límbica. Es una proteína normal, pero estaba ‘malplegada’, como solemos decir, o sea, dispuesta especialmente de un modo diferente”.
Para entender algo del mundillo de las demencias, el asunto de las proteínas es clave: “Como parte de nuestros ciclos biológicos, tenemos sistemas celulares que comen proteínas. Las proteínas, entonces, se fabrican y degradan con una tasa parecida. Este proceso se llaman fagocitosis; los que ‘comen’ se llaman macrófagos. Pero cuando las proteínas estas 'mal dobladas', los macrófagos no las reconocen. Entonces no las comen y las proteínas empiezan a acumularse”, detalló Sevlever.
En el caso del Alzheimer, se generan depósitos de las proteínas amiloide y tau. En el caso de la LAPE, la proteína acumulada se llama TDP-43. “Regula la expresión de algunos genes. En el caso de esta demencia, se acumula en el sistema límbico, o sea, en las amígdalas, en el hipocampo y en el lóbulo frontal del cerebro”.
Aunque detectarlas puede representar un problema, el problema central de las demencias es su irreversibilidad. “Los últimos ensayos clínicos contra el Alzheimer, no recuerdo si fueron 12 o 16, fracasaron todos. Uno de los motivos podría ser que precisamente no fueran casos de Alzheimer sino depósitos de esta otra proteína”, reflexionó el experto. Porque en los cerebros ancianos suelen “convivir” distintos fenómenos: la clave es "dar" con aquel que tenga más impacto clínico en el paciente: “Un concepto de base para abordar estos temas es la comorbilidad. El cerebro anciano se expresa muchas veces con demencia clínica, pero [ella] puede obedecer a muchas causas diferentes entre sí, habitualmente concurrentes”.
“Es decir: un señor de 90 años puede tener arterioesclerosis, que es una patología vascular y, además, Alzheimer. Pero también podría padecer LATE, por ejemplo. La demencia es, entonces, la suma de todas. El tema es entender cuál es la que más lo afecta. Cuál prevalece”, indicó Sevlever.
El informe sobre la Demencia Predominantemente Límbica Relacionada con la Edad fue publicado en la revista científica Brain. Según informó la agencia de noticias EFE, Richard Hodes, director del Instituto Nacional de Salud estadounidense destacó en esa publicación que "la guía ofrecida, incluyendo la definición de LATE, representa un paso crucial para aumentar la concienciación y avanzar en la investigación tanto de esta enfermedad como del Alzheimer".
También detalló que la acumulación de TDP-43 está asociada a la pérdida de habilidades del pensamiento y la memoria. Y que el progreso de la LATE es más lento que el del Alzheimer.
¿Cuál es la relevancia de estas enfermedades en la Argentina? “Los mayores de 90 y de 100 años no son pocos; ya son algunos miles. Y entre 500.000 y 600.000 personas tiene Alzheimer. Los casos en menores de 65 años son raros, pero en mayores de 90 años, la prevalencia de la enfermedad es de una cada tres o cuatro personas”, repasó Sevlever.
Y concluyó: “Por ahora no hay forma de detectar, en vida, la presencia de TDP-43 con certeza. Tampoco hay medicación. Pero como la demencia es multicausal, la utilidad de estos trabajos es enorme: le dicen a la comunidad científica que hay que ponerse a investigar para desagregar esta patología de las otras y focalizar mejor la enfermedad”.
Clarin
24/05/2019