La voz también envejece. La intensidad, el timbre, la frecuencia... todo en nuestra voz va cambiando con la edad en un deterioro que tiene un nombre. Es la presbifonía y, aunque como reconocen los expertos es irremediable, existen ciertos métodos “antiaging” para mantener la voz joven por más tiempo. ¿Cuáles?

Pues, por supuesto, además de evitar tabaco y alcohol y cuidar nuestra dieta evitando ingerir comida o líquidos demasiado fríos o demasiado calientes, es importante no exponerse a corrientes de aire ni a ambientes demasiado secos. Y, claro, mantener una salud postural y hacer ejercicio físico de forma regular.

Y ya de forma más específica los especialistas proponen también mimar nuestra voz con ciertos ejercicios muy sencillos: leer (o cantar, si se tiene buena técnica) en voz alta, por ejemplo, o hacer gárgaras con agua con sonido intenso. E intentar, en el caso de las personas de edad avanzada, no pasar mucho tiempo sin hablar. Un dato que sugiere la importancia de ejercitar la voz es el hecho de que muchos profesores (uno de los colectivos profesionales que más consultas rinden al foniatra) ven que su voz empeora en cuanto se jubilan.

Independientemente de la edad de cada uno es importante estar atentos a los cambios de nuestra voz. En cuanto percibimos que se vuelve más débil, más ronca, entrecortada… es aconsejable acudir a un especialista. La ronquera podría indicar un pólipo en las cuerdas vocales. Pero también puede ser una señal de reflujo gastroesofágico crónico. O un indicador de inicio de ciertos trastornos neurológicos, como el Parkinson. O incluso alertar sobre un cáncer de laringe.

No es cuestión de alarmarse ante el primer síntoma, pero tampoco hay que olvidar que “la voz es una de las acciones complejas que puede realizar el cuerpo humano. Cuando hablamos de nuestra voz a menudo nos llevamos la mano al cuello, pero nuestra voz, tanto hablada como cantada, se forma gracias a la acción coordinada de casi t odo nuestro cuerpo”, resume la doctora en biología, logopeda y cantante Begonya Torres.

La especialista explica que “el aparato fonador está formado por estructuras del aparato respiratorio, digestivo y de todo un conjunto de músculos de distintas regiones. Gracias al trabajo coordinado de todos estos elementos producimos nuestra voz. La laringe es en realidad una válvula de seguridad cuya acción principal es proteger las vías respiratorias; sin embargo, los seres humanos la hemos adaptado para producir los distintos sonidos de la voz”. El aparato fonador es un todo homogéneo, y del correcto equilibrio y coordinación de todos sus elementos dependerá la correcta emisión sonora así como una correcta función vocal.

¿Y cómo nuestra voz va delatando nuestra edad? “Durante toda la vida la laringe se verá afectada por los distintos cambios producidos en los niveles de hormonas sexuales y la voz puede verse afectada en los diferentes ciclos”, explica Begonya Torres, autora de La voz y nuestro cuerpo (Horsori, 2016). Del mismo modo que todos sabemos que durante la pubertad se producen cambios importantes en la laringe –los pliegues vocales crecen en longitud y se producen también cambios en la masa del pliegue vocal determinando ambos procesos los cambios de la voz–, en las siguientes etapas de cambios hormonales nuestra voz se ve igualmente afectada. “Los pliegues vocales también se verán afectados en su constitución bioquímica en otros momentos como el periodo premenstrual, la menopausia o la vejez”, añade Torres.

¿Podemos entonces averiguar qué le sucede a cada uno según los cambios de su voz, en qué momento está de su vida? Pues en cierto modo sí. Aunque, claro, esta precisión solo queda en manos de los expertos. Ellos son los que explican que el síndrome premenstrual se caracteriza por la fatiga vocal, un registro decreciente (pérdida de agudos), pérdida de fuerza de la voz y pérdida de ciertos armónicos. “Es un síndrome que se inicia habitualmente 4-5 días antes de la menstruación en el 33% de las mujeres y que, por supuesto, afecta de forma directa a las profesionales de la voz“, añade Torres.

Parecidos son los síntomas vocales en la menopausia, caracterizados “por la disminución de la intensidad de la voz, fatiga vocal, pérdida de los tonos más altos y de la calidad vocal”. En cuanto a la vejez, se ha observado (en estudios hechos con voz cantada) que la frecuencia fundamental de la voz decrece de forma sucesiva aproximadamente cada diez años, pero no solo en mujeres. Sucede en ambos sexos, aunque de forma desigual.

“Para las mujeres, la frecuencia fundamental continúa decreciendo en edades avanzadas y parece decrecer más rápidamente después de la menopausia. En los hombres, por el contrario, la frecuencia fundamental de la voz aumenta repentinamente hacia los 60 años y continua creciendo un poco durante el resto de la vida”, describe la especialista para concluir que “eso explica que, mientras que a los 20 años hay grandes diferencias entre las frecuencias fundamentales en ambos sexos, a los 90 hay muy poca diferencia entre el tono fundamental de la voz masculina y la femenina”.

Aun y así, muchos profesionales de la voz, como cantantes, siguen en activo durante mucho tiempo. Precisamente se debe a los cuidados a que han sometido a su más valioso instrumento. Es el caso de la actriz, cantante y logopeda (y profesora de educación vocal en la UOC) Nina. Fundadora y directora del centro de educación entrenamiento y rehabilitación de la voz y del centro de formación en voz y comunicación NinaStudio, ha creado su propio sistema. Lo describe en su libro Amb veu pròpia (Columna-Edicions 62, 2013) donde resalta que “ integra el trabajo corporal al vocal con un doble objetivo: por un lado, ganar fortaleza y flexibilidad muscular (alineación postural) y, por el otro, desarrollar dos elementos esenciales en la producción vocal: la propiocepción y la coordinación”.

La cantante y logopeda Nina ha creado su propio método de entrenamiento

Es el resultado de su iniciación en el método Pilates, un sistema de entrenamiento que le otorgó una forma física que jamás había conseguido antes y le permitió sacar el máximo rendimiento y salud de su voz. Tras años de estudio de este método y el diseño de sus ejercicios encontró “una herramienta poliédrica que orienta a la persona en aspectos clave: contribuye a desarrollar la propiocepción, ayuda a localizar las tensiones y focalizar el esfuerzo muscular allí donde es realmente necesario, otorga estabilidad a la voz mediante el trabajo muscular global y desarrolla el control de la musculatura respiratoria y, por tanto, de la coordinación fonorrespiratoria, entre otros beneficios”, explica.

La Vanguardia
2/04/2019