Recientemente, se ha publicado en la prestigiosa revista Nutrients la revisión ‘Interplay between Nutrition and Hearing Loss: State of Art’ realizada por los profesores Ana Mª Puga, Gregorio Varela Moreiras y Teresa Partearroyo del Área de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo en colaboración con María de los Ángeles Pajares del Departamento de Biología Estructural y Química del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC).
Esta revisión describe y analiza por primera vez el papel fundamental que la nutrición puede jugar en la prevención de la pérdida auditiva. Esta deficiencia sensorial tan frecuente es causada por factores genéticos y ambientales y, entre estos últimos, la escasez o exceso de ciertos nutrientes ha adquirido gran relevancia al demostrarse su asociación en recientes estudios epidemiológicos.
Paralelamente, varios modelos experimentales han permitido demostrar que el inicio y la progresión de la pérdida auditiva están estrechamente vinculados a la disponibilidad de nutrientes y su metabolismo. Precisamente, estos últimos estudios apuntan al metabolismo de la homocisteína como un nodo central/clave en la respuesta al daño ótico. Las contribuciones de este grupo de trabajo se han centrado en las interacciones de ácido fólico y la vitamina B12 en la inducción/prevención de la pérdida auditiva, así como en el papel preventivo de los ácidos grasos omega-3 en la progresión de dicha enfermedad. Estos estudios apoyan el potencial de la terapia nutricional para la protección contra la progresión de la pérdida auditiva, que es especialmente relevante para el proceso de envejecimiento y la calidad de vida relacionada.
Los resultados obtenidos son de gran relevancia en el ámbito farmacéutico y nutricional, para lograr una adecuada política de prevención y promoción de la salud auditiva.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 5% de la población adulta mundial (466 millones) padece una deficiencia auditiva moderada o grave, y el 20% padecerá algún grado de pérdida auditiva en su vida. La incidencia de este trastorno sensorial varía en cada segmento de la población, afectando aproximadamente al 10% de los niños y al 30% de la población mayor de 65 años. Igualmente, se estima que, solamente en Europa, el número de casos de pérdida de audición aumentará entre 2010 y 2020 en más del 18%, y que en 2050 una de cada 10 personas sufrirá una hipoacusia incapacitante, en una sociedad cada vez más envejecida. Se trata, sin duda, de una condición que limita la calidad de vida y, además, incrementa de manera notable el riesgo de dependencia, con las consecuencias sociales que ello conlleva.
La Razón
25/01/2019