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La dislexia no es una enfermedad, es una dificultad específica del aprendizaje que afecta a la lectura y a la escritura, pero tiene solución. Es universal y una condición para toda la vida. Tanto estudios sobre el funcionamiento cerebral como estudios genéticos demuestran el fundamento neurobiológico de la dislexia.
Además, no tiene nada que ver con la inteligencia de la persona. De hecho hay personas con altas capacidades, con un cociente intelectual alto, que presentan también dislexia. "La investigación indica que entre el 2 y el 5% de los estudiantes con dificultades de aprendizaje tienen altas capacidades. A esto se le conoce como doble excepcionalidad o 2E. Incluye a los estudiantes con altas capacidades que conviven con dificultades de aprendizaje, incluyendo a los estudiantes con dislexia", subraya en una entrevista con Infosalus la licenciada en Lingüística Luz Rello.
Esta mujer en 2016 fundó Change Dyslexia, una empresa que ha recibido numerosos premios y desde la que trabaja para la detección precoz de la dislexia y ofrece recursos para superar las dificultades de aprendizaje que genera.
Con motivo de la publicación de Superar la dislexia (Paidós Educación), Rello, que tiene dislexia, recuerda que se trata de una condición para toda la vida, de origen neurobiológico y una condición con la que se nace, a pesar de que se puede superar. A su vez, indica que la dislexia es genética, y aproximadamente en un 70% casos dice que sí se puede ver que es hereditario. En estos momentos, según aclara, se está discutiendo en qué gen está.
La experta remarca que la dislexia no está relacionada con la inteligencia, y en el caso de la doble excepcionalidad, aquella situación en la que el cociente intelectual es alto y se tiene dislexia, existe la dificultad de que esos niños o ya adultos tienen capacidades altas que les permiten "enmascarar" esas dificultades que presentan en el aprendizaje, con herramientas por ejemplo como la memoria o con otras estrategias.
"El riesgo que tienen las personas con doble excepcionalidad es que la dislexia pase desapercibida y chicos que podrían ser genios de verdad, súper inteligentes, por que no se haya detectado la dislexia a tiempo no obtienen los resultados académicos o el futuro que podrían tener por sus altas capacidades", lamenta la especialista en dislexia.
Según subraya, es "más difícil" de detectar la dislexia cuando se junta con las altas capacidades. "Y el sufrimiento es más duro porque generalmente las personas con cociente intelectual más alto suelen ser más sensibles, y el ver que ellos mismos se dan cuenta de que no son tontos, pero que no tienen buenas notas es muy duro. Se acrecienta un poco la dificultad de detección por el enmascaramiento", añade Rello.
Una ventaja de la que sí disponen las personas con doble excepcionalidad es que, se les puede ayudar como a cualquier otra con dislexia, si bien "al contar con las fortalezas más marcadas, se apoyarán en éstas y gracias a su inteligencia podrán superar las dificultades más rápido", indica. Debido al enmascaramiento denuncia que los padres y los tutores a menudo no perciben ni las altas capacidades ni la dislexia; ambas se pueden enmascarar.
ES NECESARIO UN DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Por ello, defiende que para un buen diagnóstico es necesario realizar un diagnóstico diferencial, como así lo llama, aquel que discrimine a otros trastornos específicos, no sólo a la dislexia.
"Conviene hacer un test de dislexia, así como otro de inteligencia, además de otros tipos de test de otros tipos de trastornos del lenguaje, para saber de qué se trata. Lo pueden hacer logopedas, psicopedagogos, neuropsicólogos, y hay que hacer varias pruebas desde la multidisciplinariedad, porque si solo se hace test de dislexia, el diagnóstico será insuficiente", insiste Rello.
En el libro, Rello cuenta que muchos estudiantes 2E están mal evaluados o reciben una intervención inadecuada. "Resulta difícil que el estudiante reciba apoyo para su doble excepcionalidad: a menudo reciben apoyo para sus altas capacidades o para su dificultad de aprendizaje, pero no para ambas. Para estos estudiantes es importante emplear la misma energía tanto para la dificultad como para la capacidad", señala.
A su vez, precisa que las necesidades de un estudiante con altas capacidades y además con dislexia son muy diferentes a las del individuo con dislexia o con altas capacidades solamente.
Finalmente, advierte de que la doble excepcionalidad puede ser una condición complicada de identificar y tratar. "Tal vez debido a la neurología y a las experiencias de vida únicas de estos individuos, también tienen un mayor riesgo de trastornos de personalidad y de depresión. La evidencia sugiere que ser doblemente excepcional puede ser especialmente estresante, por lo que maestros y los padres deben considerar las necesidades tanto emocionales como académicas de estos individuos", reclama Rello en el libro.
Agencias
1/12/2018