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Una investigación de tres científicos vascos demuestra la existencia de dos zonas cerebrales implicadas en la lectura

El estudio del BCBL de San Sebastián permitirá avanzar en el análisis de trastornos de lectura como la dislexia

Una investigación de tres científicos del Centro Internacional de Investigación Interdisciplinar para el estudio de la cognición, el cerebro y el lenguaje de San Sebastián ha conseguido demostrar la existencia de dos zonas cerebrales distintas implicadas en el proceso de lectura. El estudio va a permitir avanzar en la investigación de trastornos de lectura como la dislexia.

El estudio ha revelado que el área visual de las palabras, que es la zona clave empleada por el cerebro para leer, está dividida en dos partes con funciones diferentes, una perceptual y la otra, léxico-semántica, según ha informado el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) en un comunicado.

La investigación ha sido realizada por Kepa Paz-Alonso, como director del trabajo; Garikoitz Lerma-Usabiaga, que ha utilizado el estudio como base para su tesis doctoral, y el director científico del BCBL, Manuel Carreiras.

El equipo científico ha llevado a cabo la investigación sobre una muestra de 100 personas a lo largo de un periodo de más de tres años. Durante ese periodo, les sometieron a técnicas de resonancia magnética funcional y estructural más actuales.

Su objetivo era descubrir si dentro de esa zona había dos áreas distintas que realizaban funciones diferentes y estaban conectadas estructuralmente a vías distintas, aunque complementarias, del circuito de lectura.

El resultado ha permitido concluir que las dos partes que emplea el cerebro en la lectura están cada una residenciadas en un subárea diferente y conectadas por medio de circuitos distintos. Es decir, está dividida en dos zonas que se conectan con otras partes del cerebro para resolver tareas.

En ese sentido, una de las áreas cerebrales se encarga de la extracción de la información visual y la otra de transmitir dicha información al resto de zonas. Ambas están implicadas en la lectura, pero son diferentes, y permiten al personal investigador trabajar en una u otra zona en función de si busca procesos perceptuales o semánticos.

FUNCIÓN IMPRESCINDIBLE

Ése era precisamente uno de los puntos de debate de la comunidad científica que ha tratado de delimitar cuál era la función que realiza la parte de nuestro cerebro que resulta imprescindible para leer, la denominada 'área visual de las palabras'.

Dicha área visual, denominada técnicamente corteza ventral occipitotemporal, es una zona muy conectada con la visión que sirve, tanto para extraer la características de la información visual, como para enviar dicha información y recibir otras informaciones del resto de la red cerebral de la lectura. Este área es fundamental para la lectura porque una persona con una lesión en esta zona no podría leer.

A lo largo de la Historia, la evolución del ser humano no ha sido capaz de esculpir una estructura cerebral específica y exclusiva para la lectura, función que el cerebro toma prestada reutilizando otras estructuras ya existentes, entre las que resulta básica el área visual de las palabras.

Para ello, comprobaron qué puntos se activaban mientras las personas leían, e identificaron el circuito de la lectura viendo cuáles eran los conectores o tractos de materia blanca que unían las distintas zonas de la corteza cerebral que estaban activas al leer.

La resonancia reveló cómo era la activación funcional según el tipo de tarea que hacían los individuos, más perceptual o más léxico-semántica, y también comprobó que había partes de la corteza cerebral con composición y tipos de neuronas diferentes, algo que indicaba que cada parte realizaba tareas distintas.

DELIMITACIÓN CIRCUITO CEREBRAL

La investigación ha sido publicada por la prestigiosa revista científica Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), tras avanzar con mayor precisión en las investigaciones sobre la lectura y la delimitación de su circuito cerebral a nivel funcional y estructural.

Para Kepa Alonso, director de la investigación, la importancia del estudio radica en que ha permitido "aunar tradiciones distintas y debates teóricos de investigación sobre el área principal de la lectura". Asimismo, "ayuda a entender mejor cómo funciona el cerebro durante la lectura y qué tipo de procesos se llevan a cabo en un sitio o en otro, que hasta ahora se creía que eran el mismo", ha señalado.

El investigador del BCBL ha asegurado que este trabajo ayudará a avanzar en la investigación de trastornos de lectura como la dislexia, porque permitirá comprobar qué áreas del cerebro muestran menor activación durante la lectura entre personas que la sufren.

Por otro lado, contribuirá a comprobar el peso de estas áreas de la lectura en distintas lenguas como el inglés, el español, el hebreo y el chino, algo en lo que ya trabaja el BCBL junto con otros centros de investigación y Universidades en Estados Unidos, Israel y Taiwan.

El estudio del BCBL de San Sebastián permitirá avanzar en el análisis de trastornos de lectura como la dislexia

SAN SEBASTIÁN, 18 (EUROPA PRESS)

Una investigación de tres científicos del Centro Internacional de Investigación Interdisciplinar para el estudio de la cognición, el cerebro y el lenguaje de San Sebastián ha conseguido demostrar la existencia de dos zonas cerebrales distintas implicadas en el proceso de lectura. El estudio va a permitir avanzar en la investigación de trastornos de lectura como la dislexia.

El estudio ha revelado que el área visual de las palabras, que es la zona clave empleada por el cerebro para leer, está dividida en dos partes con funciones diferentes, una perceptual y la otra, léxico-semántica, según ha informado el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) en un comunicado.


La investigación ha sido realizada por Kepa Paz-Alonso, como director del trabajo; Garikoitz Lerma-Usabiaga, que ha utilizado el estudio como base para su tesis doctoral, y el director científico del BCBL, Manuel Carreiras.

El equipo científico ha llevado a cabo la investigación sobre una muestra de 100 personas a lo largo de un periodo de más de tres años. Durante ese periodo, les sometieron a técnicas de resonancia magnética funcional y estructural más actuales.

Su objetivo era descubrir si dentro de esa zona había dos áreas distintas que realizaban funciones diferentes y estaban conectadas estructuralmente a vías distintas, aunque complementarias, del circuito de lectura.

El resultado ha permitido concluir que las dos partes que emplea el cerebro en la lectura están cada una residenciadas en un subárea diferente y conectadas por medio de circuitos distintos. Es decir, está dividida en dos zonas que se conectan con otras partes del cerebro para resolver tareas.

En ese sentido, una de las áreas cerebrales se encarga de la extracción de la información visual y la otra de transmitir dicha información al resto de zonas. Ambas están implicadas en la lectura, pero son diferentes, y permiten al personal investigador trabajar en una u otra zona en función de si busca procesos perceptuales o semánticos.


FUNCIÓN IMPRESCINDIBLE

Ése era precisamente uno de los puntos de debate de la comunidad científica que ha tratado de delimitar cuál era la función que realiza la parte de nuestro cerebro que resulta imprescindible para leer, la denominada 'área visual de las palabras'.

Dicha área visual, denominada técnicamente corteza ventral occipitotemporal, es una zona muy conectada con la visión que sirve, tanto para extraer la características de la información visual, como para enviar dicha información y recibir otras informaciones del resto de la red cerebral de la lectura. Este área es fundamental para la lectura porque una persona con una lesión en esta zona no podría leer.

A lo largo de la Historia, la evolución del ser humano no ha sido capaz de esculpir una estructura cerebral específica y exclusiva para la lectura, función que el cerebro toma prestada reutilizando otras estructuras ya existentes, entre las que resulta básica el área visual de las palabras.

Para ello, comprobaron qué puntos se activaban mientras las personas leían, e identificaron el circuito de la lectura viendo cuáles eran los conectores o tractos de materia blanca que unían las distintas zonas de la corteza cerebral que estaban activas al leer.

La resonancia reveló cómo era la activación funcional según el tipo de tarea que hacían los individuos, más perceptual o más léxico-semántica, y también comprobó que había partes de la corteza cerebral con composición y tipos de neuronas diferentes, algo que indicaba que cada parte realizaba tareas distintas.


DELIMITACIÓN CIRCUITO CEREBRAL

La investigación ha sido publicada por la prestigiosa revista científica Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), tras avanzar con mayor precisión en las investigaciones sobre la lectura y la delimitación de su circuito cerebral a nivel funcional y estructural.

Para Kepa Alonso, director de la investigación, la importancia del estudio radica en que ha permitido "aunar tradiciones distintas y debates teóricos de investigación sobre el área principal de la lectura". Asimismo, "ayuda a entender mejor cómo funciona el cerebro durante la lectura y qué tipo de procesos se llevan a cabo en un sitio o en otro, que hasta ahora se creía que eran el mismo", ha señalado.

El investigador del BCBL ha asegurado que este trabajo ayudará a avanzar en la investigación de trastornos de lectura como la dislexia, porque permitirá comprobar qué áreas del cerebro muestran menor activación durante la lectura entre personas que la sufren.

Por otro lado, contribuirá a comprobar el peso de estas áreas de la lectura en distintas lenguas como el inglés, el español, el hebreo y el chino, algo en lo que ya trabaja el BCBL junto con otros centros de investigación y Universidades en Estados Unidos, Israel y Taiwan.


El trabajo, que ha sido denominado "Converging evidence for a functional and structural segregation within the left ventral occipitotemporal cortex in reading", se ha desarrollado durante más de tres años y constituye el estudio principal de la tesis doctoral de Garikoitz Lerma-Usabiaga.

La vanguradia
26/09/2018

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