La falta de atención a los trastornos del lenguaje en niños puede afectarles en lo emocional, intelectual y psicológico, particularmente en la etapa escolar que es cuando inician el proceso de aprendizaje y una mayor interacción con otros menores, dijo a Efe Ixyu Cabrales neuróloga pediatra.
La médica del servicio de pediatría y neurología del Hospital Civil de Guadalajara (oeste de México) afirmó que cuando los menores tienen problemas al momento de pronunciar alguna palabra o frase, son objeto de burlas por parte de sus compañeros lo que provoca que baje su autoestima.
“A largo plazo se ve el impacto en lo psicológico en el niño, porque a partir de los 3 o 4 años ya están socializando con los compañeritos del kínder o la guardería y los niños les hacen mucho bullying por no poder pronunciar bien”, aseguró la especialista.
Además de la huella emocional que dejan las burlas, los trastornos del lenguaje se asocian con problemas del aprendizaje ya que a los menores les cuesta trabajo hacer la relación entre la pronunciación y la forma de escribir una palabra, y esto afecta el proceso de lecto-escritura; añadió.
De acuerdo con Cabrales entre 10 y 15 % de los niños sanos presentan trastornos del lenguaje simples como dificultades al pronunciar los fonemas “r” o “s”, mientras que 5 % tienen otro tipo de trastornos neurológicos o del neurodesarrollo que requieren valoraciones médicas más profundas.
También se puede presentar en niños que tuvieron alguna encefalopatía hipóxica, es decir, que tardaron en respirar durante el nacimiento, quienes nacieron de manera prematura, o bien en quienes tienen malformaciones cerebrales especialmente en el área del lenguaje.
La especialista recalcó que los trastornos del lenguaje pueden corregirse en la mayoría de los casos si los padres ponen atención desde la etapa de lactancia, que es cuando el niño comienzan a emitir sus primeras palabras, de esta manera se podrá hacer una intervención terapéutica oportuna alrededor de los tres años.
La experta dijo que primero hay que vigilar y conocer las etapas del desarrollo del lenguaje, saber qué tiene que balbucear a partir de los seis meses… desde los ocho meses ya tiene que decir monosílabos como ‘ma’ y ‘pa’.
“Al año decir bisílabos, y si al año y medio o dos años el niño no dice más de tres palabras juntas y no empieza con frases, es algo para preocuparse y llevarlo a una atención especializada temprana”, enfatizó.
Otro indicador para saber si este trastorno está relacionado a una discapacidad intelectual o a algún retraso en su crecimiento, es si el menor tiene problemas para sentarse, gatear o caminar, ya que forma parte de su desarrollo neuromotor.
Agregó que en este contexto la estimulación verbal que deben dar los padres a partir de los seis meses de edad es fundamental, aunque parezca que los bebés no lo entienden.
“Ellos aprenden solo con ver cómo los adultos mueven la boca y los sonidos de las palabras que están diciendo y que de esta manera puedan empezar a imitarlos”, expresó.
Cabrales recomendó a los padres que si notan alguno de estos indicadores deben acudir con el pediatra para que descarte si el pequeño tiene alguna infección o complicación relacionada al trastorno del lenguaje, si es el caso, podrían enviarlo con un neurólogo pediatra para que identifiquen algunas otras posibles alteraciones.
En caso de que sea diagnosticado un trastorno será necesario que el infante sea sometido a una terapia de rehabilitación que deberá iniciar entre los 2 y 3 años por parte de especialistas y foniatras, indicó la neuróloga pediatra.
“Lo importante es identificarlo temprano para que a los 6 o 7 años el niño esté listo para adquirir las habilidades motoras, intelectuales y de lectura. Si nosotros intervenimos desde los tres años podemos alcanzar un éxito con ellos, y si no causará un trastorno del aprendizaje asociado”, concluyó.
EFE
8/09/2018