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El desarrollo de un país depende en gran parte del nivel de educación que tienen sus ciudadanos. Y en materia de educación España sigue teniendo una asignatura pendiente (es el segundo país de Europa con una mayor tasa de abandono escolar, después de Malta). Para paliar esta grave problemática, la Fundación Alisio y al Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Dexeus han puesto en marcha un programa para detectar y tratar trastornos de aprendizaje en colegios considerados de alta complejidad, con un elevado riesgo de fracaso y abandono de los estudios.
Este abandono es la constatación del fracaso, pero el fracaso escolar empieza mucho antes de llegar a dejar los estudios. En la etapa de educación primaria ya se pueden empezar a identificar los primeros indicadores de fracaso escolar. Además, los alumnos que hayan presentado dificultades en esta etapa educativa tendrán, probablemente, dificultades para recuperarse durante la etapa de educación secundaria y, también probablemente, acumularán nuevas dificultades.
Tras estos problemas podemos encontrar trastornos del aprendizaje como la dislexia o la discalculia; trastornos del lenguaje u otros trastornos neuropsicológicos como el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDHA) que se suman a menudo a situaciones socioeconómicas complejas y a familias desestructuradas, amenazas que pueden dañar el crecimiento personal y educativo del niño.
El objetivo del proyecto iniciado por la Fundación Alisio y el Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Dexeus “es ayudar a niños con condiciones complicadas a nivel cognitivo a través de la identificación y tratamiento de choque del trastorno, pero también formar a los educadores para seguir la evolución del niño una vez acabe el proyecto” explica el presidente de la Fundación Alisio, Pablo Garriga.
La prueba piloto se ha realizado durante el pasado curso 2017-2108 con 44 alumnos de diversas edades de la Escuela Bon Pastor, en el barrio de Sant Adrià de Barcelona.
”Somos un colegio situado en la periferia de Barcelona, considerado de alta complejidad por las circunstancias socioeconómicas desfavorecidas de las familias y el entorno escolar” indica Sonia Zapata, directora del centro. “Tenemos un porcentaje muy elevado de niños que tienen dificultades en el aprendizaje, pero no tenemos los recursos para poner nombre a lo que les pasa y las familias no pueden permitirse acudir a terapia”.
El equipo de psicólogos de Dexeus empezó su intervención de forma individualizada. “La primera fase ha sido la de diagnóstico en la que hemos encontrado un porcentaje de trastornos de aprendizaje similar al de la población general, con un alto nivel de dislexias o de niños con Déficit de Atención, trastornos del lenguaje...” según la doctora Virginia Trémols, coordinadora del Equipo de Psicología, Psiquiatría y Logopedia (EPSIADEX).
Añade que “sin embargo, nos ha llamado la atención observar un porcentaje superior al habitual de niños (26,8%) con capacidades cognitivas por debajo de la media de la población general. Aunque el número de alumnos no es extrapolable, creemos que la explicación podría encontrarse en el entorno poco estimulante a nivel cognitivo en el que viven muchos de estos niños con situaciones familiares muy complicadas”.
Durante la fase de diagnóstico se detectaron once niños (24,3%) con trastorno del aprendizaje con dificultades en la lectura y la escritura (dislexia); seis niños (14,7%) con trastorno por Déficit de Atención con o sin hiperactividad (TDHA); dos niños (4,9%) con trastornos del lenguaje y un niño fue diagnosticado como trastorno de conducta. También se detectaron casos combinados de dislexia y TDHA; dislexia y discalculia, entre otros.
La doctora Trèmols explica que “tras el diagnóstico, se informó a las familias y empezamos con los grupos de terapia. Hemos divido a los niños en varios grupos por edades y por tipos de trastorno. Realizamos una sesión semanal por grupo durante 10 semanas”. Y concluye que “nuestra idea con la Fundación Alisio es realizar una intervención puntual, pero que deje huella a través de la formación de los profesores para que sean capaces de detectar posibles trastornos del aprendizaje. También intentamos que los profesores puedan complementar una posible terapia con la estimulación a nivel de aula, ya que lo que funciona para un niño con dislexia, funciona también para el resto de la clase”.
Virginia Trèmols resume los objetivos de esta iniciativa. “Con este proyecto queremos cubrir el diagnóstico de trastornos de aprendizaje en alumnos de familias sin recursos económicos que necesitan esa etiqueta diagnóstica, no sólo para poder tratar el trastorno.
El departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya protege a los niños diagnosticados con un trastorno del aprendizaje, a través de protocolos de actuación para una adecuada atención a la diversidad. Tienen derecho a una serie de medidas de las que no pueden beneficiarse si no están diagnosticados. Por ejemplo, un alumno con dislexia tiene la posibilidad de realizar un examen oral y no escrito”. Pablo Garriga asegura que “el proyecto piloto ha ido muy bien y nuestra voluntad es hacerlo escalable a otros centros de alta complejidad de la periferia de Barcelona en colaboración con Dexeus”.
La Vanguardia
21/06/2018