Los niños muchas veces se enfrentan al abuso de sus compañeros y sufren un trato vejatorio por tener una característica que les hace peculiar como puede ser llevar gafas, ser de otra raza, ser tímido o padecer Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). A veces, simplemente son objeto de burlas sin razón aparente. Hace unos días, la Cadena Ser informaba sobre el caso de un niño de ocho años con TEA que presuntamente padeció maltrato por parte de tres de sus cuidadoras. O sea, que estos menores, muchas veces, no se enfrentan solo al bullying por parte de sus iguales, sino también por parte de sus cuidadores, un dato a recalcar este 2 de mayo, Día Mundial Contra el Acoso Escolar.
El autismo o Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral. Las personas que lo padecen sufren dificultades en la comunicación e interacción con los demás, así como en la flexibilidad del pensamiento y en la conducta. El psicólogo, psicopedagogo y especialista en educación infantil Jorge López Vallejo analiza cómo sufren los niños con TEA el acoso escolar, que secuelas les puede dejar y cómo deben actuar los padres y los cuidadores.
Pregunta: ¿Cuál es el porcentaje de acoso escolar en los niños con TEA?
Respuesta: En 2016, se aseguraba que el acoso al alumnado con TEA en España era cuatro veces mayor que en la población general. En la actualidad, es un dato difícil de asegurar por la falta de estudios al respecto, sobre todo en nuestro país. Pero lo cierto es que en consulta es muy común recibir casos de niños y niñas que han sufrido un deterioro en los síntomas de sus trastornos debido al acoso recibido por compañeros y, en algunos casos, por tratos inadecuados por auxiliares o cuidadores en algún momento de su vida. Estimando datos, podríamos concluir que el 90% de los niños con autismo que han llegado a la consulta han sufrido acoso escolar en algún momento de su vida.
P. ¿Cuáles son las características específicas de los menores con TEA?
R. Cada individuo con TEA posee características muy diferentes y se deben tratar en cada caso de manera individual. Las más comunes son, por ejemplo, la tendencia a llevar a cabo actividades de poco alcance de manera repetitiva como dar vueltas o llevar a cabo movimientos rítmicos con su cuerpo (aletear con sus brazos). El niño con autismo (autismo infantil) tiende a aislarse y a evitar el contacto visual con otras personas y tiene dificultades para comunicarse, ya sea verbalmente o mediante el lenguaje corporal. No puede comprender las emociones ajenas (es decir, carece de empatía) al ser incapaz de internalizar las pautas sociales convencionales, como los tonos de voz y las expresiones del rostro. A veces se suman a estos otros síntomas, como los trastornos del sueño, las convulsiones o los tics. Les resulta sumamente difícil registrar los cambios en el entorno, y cuando lo hacen, esto les produce angustia.
P. ¿Qué tipo de acoso suelen padecer estos niños?
R. El bullying más común en los niños con TEA es el aislamiento que afecta directamente al deterioro de este espectro, pero también se enfrentan muchas veces a castigos y burlas con imitaciones.
P. ¿Cómo puede afectar a estos niños que sean vejados por sus cuidadores?
R. Son muy perjudiciales tanto hechos preocupantes como los denunciados en Getafe como otros muchos menos extremos, pero existentes, como la falta de atención, la queja o el aislamiento. Todos ellos acarrean consecuencias muy perjudiciales, tanto para su desarrollo y evolución cognitiva como para todo el entorno socioemocional. Es enorme el impacto negativo que pueden tener dichas conductas en estos niños. Las consecuencias más graves y más duraderas que desde la terapia breve estratégica tenemos identificadas se dividen en tres grandes áreas. La primera, y más importante, afecta el sistema perceptivo y reactivo fóbico del niño o de la niña, despertando una constante sensación de miedo que afecta directamente al área del comportamiento y del aprendizaje, ya que los que se supone que debían protegerlo son los que le están atacando. La segunda se refiere al ámbito social, aumentando el aislamiento y disminuyendo las relaciones. La tercera y última es en lo emocional, ya que aumenta el riesgo de sufrir problemas de salud mental asociados como puede ser padecer depresión, ansiedad u obsesiones compulsivas al crecer en ellos una desconfianza enorme por los demás por culpa de haber sido heridos por quienes se supone que velan por su bienestar.
P. Acaba de citar las consecuencias. ¿Cuáles serían las secuelas de padecer este tipo de abusos, las que pueden que viajen con el menor a lo largo de su vida?
R. Las secuelas son muy diferentes dependiendo del niño o niña, pero las más comunes son un aumento de la tendencia al aislamiento, enfermedades mentales asociadas y aumento de estereotipias y repeticiones. Los estudios sobre ansiedad y TEA han encontrado que un 39,6% de las personas con autismo tenían al menos un trastorno de ansiedad.
P. ¿Qué pueden hacer los padres si su hijo autista sufre acoso?
R. Inicialmente, los padres deberían ponerlo en conocimiento de la dirección del centro educativo para que juntos se inicie el protocolo de actuación. Esto es esencial para que desde dentro se encarguen de este problema, averiguando quién lo produce y por qué y notificarlo a los padres del resto de niños, que quizá puedan necesitar también atención psicológica.
P. Cambiar al menor de colegio es una de las opciones más recurrentes. ¿Es una buena medida?
R. No es la mejor opción, solo en algunos casos se aconseja esta ruptura total. La solución está en afrontar esta situación con ayuda profesional, evitar enfrentarse al problema alimenta el problema y puede ser un mal ejemplo para el niño, que crea que escapar es la solución a todos sus problemas.
P. ¿Cómo se trabaja en consulta los casos de bullying a niños con TEA?
R. Debemos dejar clara una cosa: el acoso nunca es culpa de la víctima. Partiendo de esa premisa, debemos tratar el sufrimiento que el acoso les ha producido aparte del tratamiento que necesita para su trastorno. En el caso del acoso, el trabajo es complicado ya que afecta directamente al niño o a la niña con un deterioro y amplificación de los síntomas de autismo, por lo que se trata con todos los agentes implicados en la vida del niño, abordando terapéuticamente las diversas áreas anteriormente explicadas. Se trabaja con los padres y madres, quienes se convierten en coterapeutas y que, junto con el psicólogo, se encargan de alinearse con educadores, cuidadores, y resto de familiares.
El País
3/05/2018