Un estudio de profesores de la Universidad Estatal de San Diego (California) afirma que el nivel de infelicidad se incrementa de forma constante en los adolescentes que pasan más de una hora diaria enganchados a la pantalla. Otro a nivel europeo señalaba que en 2013, España fue, junto con Rumanía y Polonia, el lugar de Europa con más riesgo de abuso de las nuevas tecnologías. Y en Madrid, el 15,5 por ciento de los menores de entre 14 y 17 años duermen mal por el abuso de móvil y videojuegos. Las adicciones a las nuevas tecnologías entre los adolescentes se ha convertido en un problema para muchas familias. Para atajarlo, la Comunidad de Madrid pone en marcha el próximo lunes un servicio específico pionero en España.
Un equipo de ocho profesionales, terapeutas recibirán los casos que les lleguen desde los Servicios Sociales de los ayuntamientos, centros de salud, centros escolares o por otras vías -se va a habilitar un teléfono directo donde informarse- y mediante terapias intentarán dar la vuelta a la tortilla, y convertir lo que hoy es un problema en una oportunidad de futuro. La meta es enseñar a hacer un uso correcto de las nuevas tecnologías, fomentando sus beneficios y evitando sus prejuicios.
Desde la consejería de Políticas Sociales y Familia, que dirige Carlos Izquierdo, hace tiempo que se viene detectando este problema, que afecta a un número creciente de familias madrileñas, generando tensiones y graves problemas de relación. Algunos adolescentes llegan a obsesionarse con el uso de las pantallas; dejan de comer, duermen mal y en lugar de salir a la calle, prefieren quedarse durante horas pegados a su videoconsola o entrando en las redes sociales.
Al abuso que se produce entre algunos jóvenes de estos dispositivos se une el desconocimiento que tienen muchos padres sobre ese mundo. La brecha digital separa a los adultos, que apenas saben manejarse con las nuevas tecnologías, de sus hijos, que son nativos digitales.
El servicio atenderá a toda la familia, que se desestabiliza cuando se da un caso de uso prolongado o excesivo de tablets, móviles o consolas. Hay diferencias por géneros en este problema, señalan los expertos: entre los chicos es más habitual el abuso de los videojuegos, mientras que las niñas caen con más frecuencia en la dependencia de aplicaciones como Instagram, donde la autoestima varía en función del número de «likes».
Cuándo salta la alarma
La alerta, dicen desde el equipo del Servicio de atención en adicciones tecnológicas, debe saltar cuando estas nuevas tecnologías alteran la vida de los jóvenes: cuando generan hábitos de alimentación distintos -como niños que engordan porque no se mueven de la habitación-, problemas de sueño o de sociabilidad -se prefiere estar en casa que salir con amigos-.
Una vez en el programa, se les hará tomar conciencia de «esos procesos automáticos en los que entras en bucle», y se les enseñará a protegerse de la ansiedad, y a desarrollar la tolerancia ante la frustración: técnicas para desarrollar su inteligencia emocional. En la Escuela de Padres, también estos recibirán pautas para saber actuar: cuándo es aconsejable dejarles usar las tablets, a partir de qué edad darles un móvil, o cómo evitar el ciberbullying.
ABC
1/05/2018