Pablo Hernández nació sordo. Fue operado cuando tenía año y medio. Tardó mucho en aprender a andar y, lógicamente, en aprender a hablar. Ahora es uno de esos casi 500 niños que viven esa gran experiencia que es el Campeonato Mini. Y tiene muy claro que va a ser jugador de la NBA.
En las gradas del Pabellón Bahía Sur se encuentra la abuela de Pablo Hernández, el dorsal 11 de la selección de la Comunitat Valenciana. Confiesa que se le pone la piel de gallina viéndole en la pista. A su lado, su madre, nos cuenta una gran historia de superación y de baloncesto: “Era un niño feliz, muy risueño, por eso quizás no nos dimos cuenta de que había nacido sordo. Tardó muchísimo en poder andar y luego han sido muchas horas de médicos y logopedas para aprender a hablar.”
La vida de Pablo no puede entenderse sin el baloncesto; Y el Pablo jugador no puede entenderse sin su problema de audición. Su madre asegura que “le compramos unas zapatillas de baloncesto cuando casi no hablaba nada. No le entendíamos lo que nos decía, pero le oímos decir ‘cesto’ ‘cesto’. Y fue ahí cuando empezó a jugar al baloncesto. Para Pablo, desde los cuatro o cinco años su pasión ha sido este deporte. Le encanta jugar, entrenar y ve muchísimos partidos por televisión. Él tiene claro que va a ser jugador de la NBA.”
La temporada pasada jugó un torneo con el equipo de su localidad, Bétera, y se fijó en él el Valencia Basket, donde actualmente compite. De ahí, a los clínics de la Federación Valenciana y a la selección que está disputando el Campeonato de España de Minibasket. Como jugador su entrenador Adrián Silla afirma que es “un jugador muy generoso, que lo da todo por todos, está al pequeño detalle, metido 100% en todo lo que hace. Y sobre todo a nivel defensivo es un jugador muy sacrificado.”
Su madre asegura que su personalidad le define como jugador: “tantas horas de logopeda y de trabajo le han hecho un chico muy metódico y muy trabajador. Le gusta tener todo ordenado y planificado. Es muy sereno, tranquilo, disciplinado. Antes de venir a San Fernando le dije que se trajese el móvil, por si quería hablar con nosotros, pero lo tenía muy claro: ‘nos han dicho que no nos lo llevemos’. Le gusta cumplir las normas.”
Y lo que tienen claro es que el baloncesto le ha ayudado muchísimo: “cuando le veo jugar al baloncesto, correr, saltar,… después de lo que le costó aprender a andar, me doy cuenta de lo importante que ha sido el baloncesto para él” afirma su madre. “Además, le ha venido bien para relacionarse con los demás, para hacer cosas en equipo, para mejorar su autoestima. El baloncesto ha sido una terapia total para él. En esta selección valenciana está perfectamente integrado y se lleva muy bien con los compañeros.”
Y lo reafirma su entrenador que apunta que “su diversidad funcional le puede generar ser un chico introvertido, pero tienen una capacidad de escuchar bestial. Las capacidades que Pablo ha ido desarrollando en su vida le están sirviendo para jugar al máximo nivel; le identifican como persona y como jugador. Para mí como entrenador y para el grupo nos está aportando muchísimo, además de ser un chico magnífico.”
FEB
9/04/2018