El trastorno de lecto-escritura es un problema que se observa con frecuencia en niños en edad escolar, afirmó Myriam Velarde Incháustegui, médico del Departamento de Neurología de la Conducta del Instituto Especializado en Ciencias Neurológicas (IECN), del Ministerio de Salud (Minsa).
La especialista manifestó que dicho trastorno obedece a causas secundarias como factores ambientales, hacinamiento escolar, metodología de la enseñanza o problemas de lenguaje, entre las que figura, por ejemplo, la dislalia que hace que el niño que habla mal también escriba mal.
En el IECN el 15% de niños que acude a la consulta neuropediatrica por problemas de aprendizaje presenta desorden de lecto-escritura.
Muchas veces este trastorno es confundido con la dislexia, que también es un desorden que genera problemas de lectura y escritura, pero en este caso la causa es neurológica y los niños quedan con alguna alteración de por vida, como la disortografía.
Un niño es diagnosticado disléxico cuando a pesar de ser sano, tener coeficiente intelectual normal y haber tenido la oportunidad de recibir clases de lectura y escritura, no aprende a leer y escribir correctamente.
Destacó que todo niño al terminar el primer año del colegio y no ha aprendido a leer y escribir, debe ser llevado por los padres a un médico para determinar si ello se debe a problemas auditivos, oftalmológicos, capacidad intelectual (lento aprendizaje), metodología de la enseñanza, hacinamiento o se trata de una dislexia.
Hay que sospechar de problemas de lecto-escritura cuando el niño no avanza, es decir no lee ni escribe como el 50% de sus compañeros de aula. “Durante el primer grado es normal que los niños inviertan las letras, pero si esto se da en el segundo grado ya es un problema de lecto-escritura y es necesario determinar la causa”, sostuvo.
Los problemas de lectura y escritura que se presentan por causa secundaria son reversibles con terapias de audición, lenguaje y aprendizaje a cargo de psicólogos o profesores. La terapia se extiende como mínimo durante seis meses y puede ser individual o colectiva, según la gravedad del desorden. Por lo general se necesita 2 ó 3 sesiones a la semana con una duración de 45 minutos cada una.
Agencia Orbita
16/03/2006