Aparece en las primeras etapas de adquisición del lenguaje. Y lo hace en forma de retraso en el aprendizaje de las primeras palabras. El Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) –antes denominado disfasia– afecta a un 2% de los niños con dificultades de lenguaje. Muchas veces suelen estar infradiagnosticados. «Es una patología que apenas se conoce. A menudo se confunde con la dislexia, el Trastorno de Déficit de Atención por (TDH) o la dislalia», explica Laura Roig, directora del centro Educa’t Reus y especialista en lenguaje. Reconoce que no es fácil de tratar. Pero remarca en que la clave está en detectarlo y tener el diagnóstico a tiempo para poder actuar en consecuencia.
Roig insiste en que también hay que ser prudentes y no ponerlo todo en un mismo saco. No todas las dificultades que un niño presenta en el lenguaje tienen por qué ser parte de un TEL. Muchos niños, por distintos motivos, pueden tener un inicio tardío del lenguaje, o dificultad en la articulación de algún sonido. Por ello, la experta insiste en que, «si bien es cierto que cada niño tiene su ritmo de maduración y que muchos de estos retrasos se quedan solo en habladores tardíos, es importante saber qué es normal y qué no».
La respuesta ante cada situación no es fácil. En muchos casos, los profesionales deben hacer tests y escaleras para realizar los diagnósticos.
Esta patología puede presentarse en diferentes tipologías: los trastornos expresivos (cómo hablan), los de comprensión y expresión, y los del proceso central del tratamiento y la formulación.
A continuación, algunas de las características del TEL que subraya Laura Roig y que es necesario que el entorno familiar tenga en cuenta:
- Nivel lingüístico: Tienen un nivel inferior al esperado por el grupo de edad.
- Desarrollo normal: El niño presenta un desarrollo normal a nivel cognitivo, social, de autoayuda y motriz.
- Sin déficits ni alteraciones: No existen déficits sensoriales ni alteraciones cerebrales asociadas.
- Competencia lingüística VS comunicativa: Los déficits afectan a la competencia lingüística (comprensión y producción) pero no a la comunicativa. Es decir, los niños que tienen TEL suelen mantener una intención comunicativa importante.
- Evidencias tempranas: El problema es evidente desde las primeras etapas de adquisición del lenguaje, desde los 2 ó 3 años.
- Carácter evolutivo: Los déficits tienen un carácter evolutivo, de forma que si no se hace una intervención adecuada, los problemas empeoran y los niños pueden acabar recibiendo un diagnóstico más severo, como por ejemplo el retraso mental o el autismo.
- Sin causa conocida: No se halla una causa que explique la gravedad del retraso en el lenguaje.
Diaria Tarragona
8/11/2017