La imaginación y la creatividad son dos de las cualidades más características de la infancia y, además de ser las responsables de horas y horas de juegos, son fundamentales para que los niños desarrollen correctamente la capacidad analítica y de resolución de problemas.
Para entrenar estas aptitudes, los padres suelen recurrir a clases extraescolares relacionadas con arte, sin embargo, el mejor lugar para educar la imaginación de los niños parece estar dentro de casa, en sus propias habitaciones que, siguiendo una serie de pautas, se pueden convertir en cuartos donde estética y estimulación vayan juntas.
Jugar, estudiar y soñar en colores. Una de las primeras decisiones importantes al decorar el cuarto de los niños es el color de las paredes, una duda que acecha a los padres desde antes del nacimiento de los pequeños y que suele resolverse con tonos pastel, como el azul bebé, el rosa palo o el vainilla suave; sin embargo, no todos tienen el mismo valor en lo que a psicología del color se refiere, y es que algunos estudios de cromoterapia, como uno realizado en la Universidad de Columbia Británica (Vancouver) indican que el azul es el tono más apropiado para los cuartos de los hijos, ya se trate de niños pequeños o de adolescentes.
Entre sus propiedades, destacan que favorece la concentración, indispensable para los estudios, e indican que aporta paz y tranquilidad, fundamentales para aquellas habitaciones que combinan el área de trabajo, la de juegos, y la de descanso.
A pesar de sus beneficios, el mismo estudio indica que una paleta azul no es suficiente estímulo para los niños, que necesitan, además, toques de rojo y blanco, buenos para la memoria y la armonía, respectivamente.
Así, un espacio en el que predominen el azul y el blanco, aderezado con detalles rojos, parece ser la mejor opción para un cuarto infantil y es que, además, estos tonos son idóneos para adaptar fácilmente la decoración a las distintas edades de los hijos. Por último, en una habitación creativa no pueden faltar elementos que inciten, precisamente, a crear, y en lo que a paredes respecta, no hay nada como la pintura con acabado de pizarra, que se aplica en las paredes lisas como cualquier otro barniz, para que los niños puedan pintar con tiza.
Muebles despejados para mentes abiertas. Armarios, cajas cerradas y cómodas herméticas son algunos de los muebles más comunes en los cuartos de los niños, prueba del afán paternal por mantener el desorden a raya y los juguetes en su sitio. A pesar de la buena intención los muebles abiertos parecen ser la opción más recomendable.
Crear soñando. La cama es uno de los lugares más importantes del cuarto, su espacio para soñar y recargar las pilas después de largas jornadas de aprendizaje y creación. Debe perder el miedo a que los niños participen en la decoración de su cuarto; darles la libertad de elegir sus muebles los hace más conscientes de su responsabilidad a la hora de mantener la habitación limpia y cuidada.
Hoy.com.do
14/10/2017