Los cambios en la forma en que los seres humanos mapean su entorno y construyen y siguen instrucciones a medida que envejecen han sido poco estudiados en comparación con los efectos sobre la memoria y el aprendizaje. Sin embargo, el declive relacionado con la edad en la capacidad de orientación es independiente de los descensos cognitivos más conocidos y podrían formar la base para herramientas de diagnóstico temprano de la enfermedad de Alzheimer.
"En los seres humanos, la orientaciónes mucho más engorrosa para la investigación que el aprendizaje o la memoria -explica uno de los autores, Thomas Wolbers, neurocientífico especializado en el envejecimiento y la cognición en el Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas--. Pero tiene un impacto muy dramático en la vida cotidiana, y las estructuras clave de la 'red de navegación' en el cerebro son muy sensibles tanto al envejecimiento saludable normal como a factores patológicos".
Actualmente, la enfermedad de Alzheimer se diagnostica en función de la historia clínica de un individuo, factores de riesgo genéticos y su desempeño en pruebas que miden la memoria, el lenguaje y las disfunciones en el razonamiento. Wolbers y sus colegas de Estados Unidos y Reino Unido sugieren que los problemas de navegación están entre los primeros signos de la progresión del Alzheimer.
Por ejemplo, las personas mayores sanas prefieren asignar objetos y puntos de referencia en relación con su posición corporal (una estrategia egocéntrica) en lugar de relacionarse con objetos externos, como hitos o límites globales (una estrategia alocéntrica). Este sesgo estratégico hace mucho más difícil para ellos aprender la disposición espacial en un entorno y puede así reducir su movilidad, un signo preocupante en personas más jóvenes.SE ABRE UN CAMINO PARA UNA PRUEBA DE DIAGNÓSTICO TEMPRANO DEL ALZHEIMER
"Puede tardar hasta diez años después de la aparición del Alzheimer que alguien muestre resultados anormales en las pruebas cognitivas estándar que están disponibles hoy, y esos diez años es tiempo que se pierde para tratarlos", dice Wolbers. "Aquí es donde los diagnósticos basados en la navegación podrían contribuir, reduciendo esa ventana", añade este investigador, cuyo trabajo se detalla en un artículo publicado este miércoles en 'Neuron'.
Las pruebas de navegación se ven frenadas por un par de obstáculos, aunque ambos están retrocediendo. El primero es la falta de pruebas estándar para las tareas de navegación y las normas con las que evaluar los resultados. El segundo es que las habilidades de navegación varían enormemente de persona a persona, más que para la memoria u otras funciones cognitivas, según Wolbers.
Una herramienta de diagnóstico eficaz puede necesitar ser longitudinal, siguiendo los comportamientos de la navegación de un individuo en diversos puntos a lo largo de su vida y buscando muestras de la declive temprano o acelerado. "Necesitamos datos humanos longitudinales para poder decir definitivamente si un cambio en la función de navegación puede usarse para predecir si se desarrollará la enfermedad de Alzheimer o cualquier otra patología neurodegenerativa más adelante", dice Wolbers.
Con estos datos y mejores configuraciones de realidad virtual, los científicos concluyen que será factible una batería de pruebas de navegación análogas a las utilizadas para la memoria y el aprendizaje. "Cada vez hay más pruebas de que si uno confía demasiado en la tecnología [de navegación, como el GPS] puede tener un efecto perjudicial en su capacidad de navegación y, a largo plazo, puede incluso ser un riesgo para desarrollar condiciones patológicas", concluye Wolbers.
Europa
7/09/2017