Cada año ocho millones de niños nacen con una grave malformación por una alteración genética, según un informe presentado por la Fundación March of Dimes, un organismo dedicado a la prevención de estos trastornos. La mayoría de los afectados se encuentra en los países menos desarrollados debido a la falta de programas preventivos y a la escasa ayuda recibida de las naciones con más recursos.
Alrededor del seis por ciento de todos los recién nacidos sufre una malformación congénita. Además, miles de bebés sufren las consecuencias de la exposición maternal a agentes externos peligrosos, como el alcohol, la sífilis o la rubéola.
Son datos del Informe Global de Defectos Congénitos de la Fundación March of Dimes, una institución que se creó inicialmente para luchar contra la polio, y que han sido elaborados por especialistas de diferentes países.
Aunque este tipo de trastornos son un problema mundial, su impacto es particularmente grave en países con medianos y bajos ingresos, donde se producen más del 94 por ciento de los nacimientos con malformaciones graves y el 95 por ciento de los fallecimientos por estas causas, según el documento.
“Nuestro informe identifica por primera vez la gravedad y las consecuencias de los defectos al nacimiento”, explica la doctora Jennifer L. Howse, presidenta de March of Dimes. “Este es un serio, y en gran parte no apreciado, problema de salud”.
Se estima que al menos 3.3 millones de niños de menos de cinco años mueren cada año debido a algún trastorno congénito, una anomalía en la estructura, funcionamiento o metabolismo del cuerpo humano. Además, alrededor de los 3.2 millones que sobreviven presentan minusvalías físicas o psíquicas durante el resto de su vida.
Entre otros motivos por los que se dan más defectos congénitos en los países pobres, se encuentra el hecho de que un mayor número de mujeres tiene hijos a una edad más avanzada y que se da una frecuencia más elevada de consanguineidad entre matrimonios (parientes de sangre).
Muertes evitables. Los datos con los que se ha elaborado el informe incluyen la tasa y el número de afectados por trastornos genéticos, cromosómicos o malformaciones físicas de 193 países de todo el mundo. Aunque todavía no se cuenta con toda la información para poder comparar la situación entre los países, sí se puede establecer un examen por regiones. “Estas comparaciones muestran la mayor prevalencia de defectos congénitos se encuentra en los países más pobres”, explica el doctor Howson.
Cinco trastornos son responsables del 26 por ciento de todos los defectos congénitos ocurridos en 2001: cardiopatías congénitas; defectos del tubo neuronal, alteraciones en la hemoglobina como la talasemia o la enfermedad de las células sickle, el síndrome de Down y la deficiencia G6PD.
Los autores aconsejan llevar a cabo prácticas que ya se están utilizando en los países desarrollados como la ingesta de suplementos de ácido fólico, la ionización de sal para prevenir trastornos relacionados con el hipotiroidismo o la inmunización contra la rubéola. “La experiencia de los países ricos muestran que la mortalidad y la discapacidad por defectos congénitos podría reducirlos hasta un 70 por ciento si las recomendaciones de este informe se incorporasen de forma generalizada”, explica el profesor Christianson.
Otra medida que apunta el informe es llevar a cabo programas educativos entre la población y los profesionales sanitarios para diagnosticar estos trastornos y utilizar las herramientas disponibles. Aunque el primer paso, apuntan, es conocer el grado de afectación que, gracias a estos estudios, sirve para concienciar sobre este grave problema de salud.
La cronica de hoy
13/02/2006