Prueba mide las dificultades en el discurso narrativo –esto es, en cómo cuentan hechos - en los niños con trastornos específicos del lenguaje de entre cuatro y seis años, con el fin de, una vez determinados los obstáculos, aplicar un programa de estimulación que los ayude a superarlos.

Un “producto de exportación” crearon docentes de la Escuela de Fonoaudiología: se trata de un instrumento que permite evaluar el discurso narrativo en niños hispanoparlantes. La herramienta ya fue probada exitosamente por académicas norteamericanas, quienes celebraron su invención, puesto que existen muy pocas en su tipo que faciliten el detectar problemas en esta área del desarrollo.

Las académicas son Carmen Julia Coloma, Mariangela Maggiolo y María Mercedes Pavez, quienes hicieron una prueba que mide las dificultades en el discurso narrativo –esto es, en cómo cuentan hechos o historias- en los niños con trastornos específicos del lenguaje de entre cuatro y seis años, con el fin de, una vez determinados los obstáculos, aplicar un programa de estimulación que los ayude a superarlos.

“Un niño con trastornos específicos del lenguaje no lo adquiere adecuadamente: habla más tardíamente que otros de su edad y con más dificultades. Sin embargo, pocas veces se ha estudiado el manejo del discurso, la habilidad para contar, lo cual es muy importante en la futura escolaridad, pues a estos menores les cuesta más aprender a leer y escribir”, señala la profesora Pavez.

Probado en Chile, establecieron una investigación conjunta con la estudiante de doctorado Connie Summers, de la Universidad de Texas, en Austin, y la profesora Catherine Curran, del Metropolitan State College of Denver, quienes decidieron averiguar si este instrumento sirve al aplicarlo en niños hispanoparlantes residentes en Estados Unidos.

“Para ello, trabajamos en cinco o seis colegios, con chicos que hablan mayormente en español, tanto en la escuela como en sus casas, pero normales, sin trastornos del lenguaje, porque quisimos saber si es aplicable en este grupo. Y vimos que sí sirve, a los niños les gusta y no les cuesta responder a esta prueba, y se pueden establecer desempeños narrativos, tanto en el ámbito de la expresión como de la comprensión”, explica la profesora Curran.

“Y es que existe una necesidad entre los niños que hablan español residentes en Estados Unidos, pues existen muy pocas herramientas que detecten este tipo de problemas, para después ayudarlos con un programa de estimulación. Si podemos hacer un aporte y contribuir a resolver esta situación, fantástico”, agrega la profesora Coloma.

Los resultados de la aplicación en niños hispanohablantes fueron presentados en noviembre del 2005 en la Convención American Speech- Language-Hearing Association (ASHA), uno de los encuentros más importantes que se realizan en Estados Unidos.

El mostrador
2/02/2006