Los trastornos del aprendizaje entre menores escolares se incrementaron debido a la falta de atención médica durante el embarazo, negligencia de las familias para su atención en padecimientos de déficit de atención, dislexia, dispraxia y disgrafía. Hay cinco tipos de dislexia. La más común, que causa mucha confusión, es la disfonética. El niño escucha bien, sus potenciales auditivos están perfectamente, pero cambian todo el sentido de las oraciones.

Lo que desconocen los profesores, dijo, es que hay técnicas y herramientas, además de ejercicios didácticos que pueden ayudar a los niños a que retomen el adecuado manejo y corrijan su problema, aseguró Juana Inés Silva González, especialista en Comunicación, Audiología y Foniatría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

A escala nacional, hasta el 2015 un 10 por ciento de los recién nacidos con factores de riesgo que detonaban esta triada de padecimientos, algunos congénitos como la parálisis cerebral, trastorno se presenta a cualquier edad, aunque si se trata de niños menores de 15 años, generalmente está asociado con alguna alteración genética. Son los menos, pero existen.

La mayoría de las distonías afectan a las personas en la edad adulta y su origen es desconocido, Algunos padecen una encefalopatía no progresiva de tipo atetoide, equivalente a una parálisis cerebral, lo que provoca que la zona de su cerebro que controla los movimientos voluntarios tenga un daño permanente, pero no su intelecto, contrario a patologías como diferentes grados de retraso mental, que también es congénito y hereditario, explica la especialista.

Agregó a que sobre la detección oportuna de estos males en las aulas, la autoridad educativa tiene un programa denominado USAER, pero una plantilla laboral insuficiente para estas labores y en muchas escuelas no se aplica. De ese 10 por ciento, aseguró que entre un 3 y 6 por ciento de los menores en edad escolar son disléxicos, dijo, al agregar que no es fácil detectar niños con estas deficiencias, incluso para los neurólogos o sicólogos, pues debe ser un neurosicólogo y pedagogo quien puede saber qué está pasando con el menor.

Lo que desconocen los profesores, dijo, es que hay técnicas y herramientas, además de ejercicios didácticos que pueden ayudar a los niños a que retomen el adecuado manejo y corrijan su problema. Sin detección temprana y un diagnóstico preciso los trastornos del aprendizaje se vuelven un problema para el desarrollo pleno y feliz de un niño a lo largo de su vida escolar-académica y emocional.

Es pertinente atender con especialistas en centros de rehabilitación adecuados dichos trastornos, y entre los más conocidos están los llamados de déficit atencional por hiperactividad, la dislexia, de comunicación, es decir, de lenguaje expresivo y comprensivo y escrito conocido como disgrafía, concluyó.

Milenio
14/07/2017