Peter Parker fue un adolescente marginado, víctima de bullying, acosado en el instituto por la estrella del deporte Flash Thompson, antes de que un accidente le convirtiera en Spiderman. Hawkeye (Ojo de Halcón) sufre constantemente las bromas y las mofas de sus poderosos compañeros de Los Vengadores. Y todos y cada uno de los miembros de los Guardianes de la Galaxia sufrieron vejaciones y malos tratos antes de convertirse en héroes galácticos.
Ahora todos ellos se han unido para hacer frente al acoso escolar, para explicar a sus jóvenes lectores que no están solos, para seguir poniendo el foco en un problema muy extendido en nuestra sociedad. “Hace 10 o 15 años, el bullying no era un tema que se conociera tanto. Iniciativas de este tipo han ayudado a hacer más visible cuál era el problema existente y esto ha facilitado que se incorporaran más profesionales, nuevas técnicas en las escuelas… para poder ayudar a las personas que sufren esta lacra”, explica a La Vanguardia Andrés Montes, psicólogo colegiado especialista en educación.
“El cómic siempre ha sido un medio muy relacionado con el adolescente y, sobre todo, con aquel alumno más introvertido que, a la larga, puede ser la víctima de bullying por antonomasia. Esta es una buena forma para que el mensaje llegue muy fácilmente a la víctima, al agresor y a todos. Porque la víctima no está sola, está acompañada de muchas personas que le quieren ayudar. Sean los padres, los amigos, los tutores… o los superhéroes”, añade Montes.
El cómic de Marvel, que acaba de editar Panini en España de forma gratuita ya que el 2 de mayo es el día internacional contra el acoso escolar, explica tres historias que muestran distintas formas de bullying y cómo enfrentarse a ellas. En la primera, Hawkeye les dice al resto de Vegadores que está “harto” de los “insultos, los comentarios despectivos y las risitas” que sufre por ser “el miembro menos poderoso del equipo”.
“Las personas se comunican mayoritariamente de una forma agresiva o pasiva, en vez de hacerlo de forma empática, asertiva, que seria el camino intermedio. Mucha gente tiene esa necesidad de ser más agresivo y muchos otros tienen incorporado el rol de ser más pasivo. Y buscan relacionarse con personas del otro estilo para continuar con ese rol”, analiza Andrés Montes.
El arquero se queja de que Ironman utiliza sus flechas como destornillador, que el dios Thor se ríe de él por no poder abrir un bote de pepinillos o que la millonaria Viuda Negra hace mofa cada vez que Ojo de Halcón recoge sus valiosas flechas. “Hawkeye demuestra que prefiere unas comunicaciones más asertivas, donde los otros no sean ni más ni menos que él, porque todos son iguales. El resto del grupo tiene que empezar a darse cuenta que su estilo de comunicación, que a veces puede ser totalmente inofensivo entre ellos porque están haciendo broma, pueden acabar ofendiendo y molestando”, afirma Montes.
En la siguiente historia, los Guardianes de la Galaxia tienen que enfrentarse al caso de un niño víctima de bullying que es abandonado incluso por su mejor amiga, que no quiere quedar mal delante del grupo más cool de su escuela. El especialista consultado por La Vanguardia apunta que, en los casos de acoso escolar, “siempre hay tres figuras: la víctima, el agresor y, a su alrededor, toda una serie de personas que lo consienten”.
“Si se consiente, ya sea porque no somos conscientes de que se hace algo que no se debe o porque lo vemos normal o porque simplemente pensamos que así no nos toca a nosotros recibir, estamos contribuyendo al acoso. Este entorno tiene que entender que tiene la capacidad de dejar de ser los que lo consienten y pasar a ser los que dicen ‘hasta aquí’”, añade.
Spiderman cierra el tomo explicando a un niño víctima de acoso que el camino no es convertirse en agresor. “Todos los que son agresores han sido víctimas -afirma Andrés Montes- y han ido aprendiendo poco a poco que, cuando se pasan al otro lado y usan la burla y la broma, tienen un grupo de gente alrededor que ríe y aplaude ese comportamiento. Esto les hace subir la autoestima, que normalmente tienen minimizada, y empiezan a cambiar el rol, pasando a ser cada vez más agresores”.
Montes opina que dar visibilidad a todas estas situaciones ayuda porque “muchísimas veces te encuentras que la víctima está convencida que tiene que guardar el secreto, que tiene que vivir esa tortura, que se lo merece y no puede hacer nada más. El primero de los errores es creer que no puedes hablar de esta cuestión con la gente de tu entorno”.
La Vanguardia
1/05/2017