Las Dificultades Específicas de Aprendizaje son una serie de alteraciones de carácter neurobiológico, asociadas a la adquisición y manejo de los procesos matemáticos y lectoescritores. Según el área en la que haya dificultades, podremos presentar una dislexia, discalculia, disgrafía y disortogragía ( lectura, cálculo, escritura y ortografía). Estas dificultades, se recogen en la última versión del DSM-V (el manual de diagnóstico psicológico y psiquiátrico, reconocido mundialmente) bajo la agrupación de Trastornos Específicos de Aprendizaje. Y es la OMS quien especifica que para realizar este diagnóstico, deben existir estos déficits específicos, pero nunca como consecuencia de problemas neurológicos importantes, tampoco se deberá a discapacidades visuales o auditivas sin corregir, ni a un retraso mental ni a alteraciones emocionales.

Es decir, un niño con un trastorno específico de aprendizaje es un niño con una inteligencia normal, pero que sin embargo el nivel académico puede verse afectado y encontrarnos con problemas de fracaso escolar o bajo rendimiento escolar. La causa es que el déficit en los procesos de aprendizaje de las áreas de lectura, escritura y matemáticas, repercuten negativamente en el contexto escolar y en el resto de materias, debido a que son precisamente estas áreas, las utilizadas como herramientas para todos los aprendizajes. Y como consecuencia, la imagen que el niño tiene de sí mismo podrá deteriorarse dando lugar a problemas sociales y emocionales del tipo desmotivación, baja autoestima, exclusión, depresión, etc.

Detección precoz

Por ello es clave una detección y actuación precoz, con el fin de poder intervenir tanto en el contexto familiar, como con un trabajo pedagógico y emocional del niño, y un trabajo en el contexto escolar para realizar las adaptaciones escolares necesarias, guiar y acompañar al niño y a sus compañeros.

Precisamente con la dislexia, mucho tiene que ver la UIB. Ya que gracias a la Universidad de las Islas Baleares se ha elaborado de forma conjunta con Disfam, (una entidad española sin ánimo de lucro, integrada por familias con hijos con dislexia, adultos con dislexia y profesionales del sector) un importante protocolo para la detección precoz de este trastorno. El cual tiene también el objetivo de que este alumnado consiga el éxito escolar y acceda al aprendizaje en igualdad de condiciones. Sin duda, algo muy importante para todos aquellos niños que se encuentran en esta situación y tienen el mismo derecho a un educación apta para ellos.

La detección precoz pasa por dar importancia a esas señales que nos hacen sospechar y que serán tanto los profesores, como las familias y los profesionales que están cerca de los niños, quienes puedan apreciarlas. Para ello la observación va a ser la principal herramienta.

¿Qué debemos observar y tener en cuenta para que desde casa podamos saber si es posible que nuestro hijo presente alguna dificultad de aprendizaje?

€ Lento aprendizaje de la lectura.

€ Dificultad para comprender, entender textos.

€ Dificultad o lentitud para aprender a escribir.

€ Frecuentes faltas de ortografía, incluso a veces aunque se copie el texto.

€ Dificultad para aprender segundas lenguas.

€ A la hora de escribir letras o números se invierten, incluso aunque se copien, puede ocurrir siempre o a veces escribirlo bien y otras de forma invertida.

€ Errores gramaticales en oraciones tanto verbales como escritas.

€ Aunque se recuerde empezar las frases en mayúscula y finalizar con un punto, dificultad para hacerlo.

€ Problemas para deletrear.

€ Dificultad para aprender secuencias como días de la semana, meses, nombre de los dedos de las manos.

€ Problemas con operaciones matemáticas básicas como sumas, restas, multiplicación y divisiones.

€ Dificultad para manejar cifras grandes y para el cálculo mental.

€ Dificultad para contar hacia atrás.

€ Problemas para aprender símbolos o series de cifras como puedes ser las tablas de multiplicar.

€ Dificultad para elegir las operaciones adecuadas a la hora de resolver problemas matemáticos.

€ Dificultad para seguir instrucciones y secuencias complejas de tareas.

€ Problemas con la memoria a corto plazo y la memoria de trabajo.

Importante saber que no tienen que darse todas estas dificultades, sino que en cada persona habrá una combinación diferente de ellas. Y a veces pueden encontrarse también:

€ Problemas con el habla.

€ Problemas de percepción de distancias o espacio.

€ Confusión de izquierda, derecha.

€ Dificultad para comprender los ritmos y los lenguajes musicales.

€ De forma asociada y con carácter frecuente, estos niños podrán mostrar desinterés por el estudio, bajas calificaciones escolares y tenderán a tener una percepción negativa de sí mismos.

Por eso es muy importante estar atentos y no etiquetar de poco esfuerzo, vaguería o incapacidad, para poder actuar y ayudar a nuestro hijo o alumno. Y aunque el trastorno acompaña a la persona a lo largo de toda la vida, una pronta y buena detección e intervención, son importantes para que el niño mejore a nivel escolar y emocional, permitiéndole tener éxito académico y personal.

Diario de Ibiza
21/04/2017