Lejos de los estigmas que durante siglos asociaron a las personas zurdas con lo demoníaco, la locura, la inferioridad o la mala suerte, el verdadero gran desafío que deben enfrentar hoy quienes escriben con la mano izquierda es recibir atención adecuada durante los primeros años de escolaridad, indicó Florencia Salvarezza, especialista del lenguaje de la Fundación Ineco (Instituto de Neurología Cognitiva).
"Si bien hoy está socialmente aceptado tener mayor habilidad con la mano izquierda, todavía resulta un desafío para los niños.
Tijeras, cuadernos y pupitres les recuerdan a diario que son diferentes y deben desarrollar su adaptación con cada obstáculo que atraviesan", indicó Salvarezza, experta en aspectos neurocognitivos del aprendizaje, con motivo del Día internacional del zurdo que se celebra mañana.
La zurdera es el predominio del lado izquierdo del cuerpo por sobre el derecho y se puede manifestar en la primera infancia a través de la escritura, entre otras funciones motrices. Se calcula que es una condición genética -heredada- o congénita, que tiene entre el 10 y el 13 por ciento de la población mundial.
"Una de las primeras frases que le decimos a los más chicos es que 'de los errores se aprende': si se cae un vaso y se rompe, la próxima lo sostendrán con más cuidado; si tienen mala ortografía, con práctica lo podrán hacer sin errores. Pero, ¿qué pasa cuando se corta mal un papel porque la tijera está diseñada sólo para personas que usan la mano derecha?", preguntó la especialista. "¿Ser zurdo es un error del que se aprende?", desafió luego. Sucede que durante años el predominio diestro aportó un valor negativo sobre la minoría en casi todas las culturas.
Como en el cristianismo, que sólo bendice con la derecha ya que la otra está asociada directamente a lo demoníaco; o el islam, que considera que todo lo que proviene de la "siniestra" es impuro. Incluso, un tratado de psiquiatría de 1921 llegó a considerar la zurdera como sinónimo de demencia, y cuarenta años después, se la vinculó a la dislexia.
La vida cotidiana también está llena de gestos más o menos inconscientes que provienen de un prejuicio antiquísimo relacionado a todo este asunto: cuando se derrama sal, suceso considerado de mala suerte, se arroja luego por encima del hombro izquierdo porque se dice que ahí acechan los espíritus malignos y aún hoy se recomienda no levantarse con el pie izquierdo porque es sinónimo de "yeta".
En lo relativo al ámbito escolar, hasta mediados del siglo XX se intentaba reeducar la zurdera de los niños, considerada una enfermedad, obligándolos a usar la diestra.
Hoy, algo más alejados de aquel tendal de prejuicios, se sabe que no existe ninguna clase de dificultad cognitiva puntual asociada a la zurdera. Sólo, remarcó Salvarezza, se debe prestar atención para que todos los alumnos reciban las mismas condiciones de aprendizaje".
"Está bien que el sistema educativo le pida a todos lo mismo, pero para eso, a los zurdos les tienen que dar un pupitre invertido en el que puedan escribir bien, una tijera con la que puedan cortar, un cuaderno con los márgenes dados vuelta, la posibilidad de cambiar la lapicera a tinta por birome: con igualdad de condiciones el zurdo puede lo mismo que cualquiera", explicó.
Sucede que sí hay situaciones problemáticas para los niños que utilizan la mano izquierda al maniobrar con objetos pensados para diestros y que abonaban a la creencia de que poseían problemas de aprendizaje: no cortaban bien, tenían mala letra y sus cuadernos estaban todos borroneados con tinta -inevitablemente pasan la mano por encima de lo que acaban de escribir-".
"En educación este tipo de cosas son herramientas fundamentales y producen un cambio contundente en el desarrollo escolar. No son ventajas, son igualdad de condiciones porque el mundo está pensado para los diestros", completó la experta.
Sin embargo, advierte que luego del impacto inicial que tiene la zurdera en los primeros años de escolaridad -se trata de una condición que se revela entre los dos y los cinco años- cada persona se adapta a un mundo "diestrocéntrico" de manera bastante más sencilla aunque absolutamente personal.
"El mundo de los zurdos no es glamoroso", concluyó la especialista, "no está demasiado investigado porque no es una condición médica, no es un problema de salud, no requiere de farmacología, no hay que curar a nadie: la investigación que importa para ellos la del diseño industrial, que le resuelve la vida a personas con características distintas".
Telam
13/08/2016