«No soy tonto, sólo soy disléxico». Con esta afirmación tan contundente se dirigía Alberto al resto de su clase de segundo de Bachillerato en cuanto tuvo un diagnóstico de dislexia. Hasta los 16 años pensó que sufría algún tipo de deficiencia mental y fue «como quitarse una mochila de diez kilos» el saber que sólo sufre un problema en el aprendizaje, de relativa fácil solución, que sólo con seguir unas pautas su vida y su rendimiento académico se normalizan casi al cien por cien. Alberto ha sufrido las consecuencias de no tener un diagnóstico adecuado durante nada menos que 16 años.
Es común que la dislexia pase por dejadez, vaguedad o inmadurez del alumno. Suelen ser personas con un coeficiente intelectual bastante alto, tanto como para acabar el Bachillerato a pesar de no interpretar el mundo como lo hace la mayoría. Tienen serias dificultades para leer y en muchos casos para calcular; seguir el orden de la lectura o aprenderse las tablas de multiplicar es un suplicio para estas personas. No conciben el tiempo como cualquiera de sus compañeros. Para ellos no existe la limitación horaria y se pierden con los días de la semana. Todo esto hace que necesiten invertir muchísimas más horas de lo habitual para hacer las tareas de clase. No se organizan, no recuerdan dónde dejaron los libros, ni siquiera saben en qué día están. Pero todo esto contrasta con una gran habilidad para otros aspectos de la vida, por ejemplo, el creativo.
En el colegio suelen decir a los padres que el alumno es muy vago, que siempre está distraído, no se concentra o que es muy inmaduro... Pero en raras ocasiones, ni las familias ni el sistema educativo exigen unas pruebas de dislexia por puro desconocimiento. Así, estos alumnos suelen repetir curso, tienen muy baja autoestima, rechazan al colegio y a las tareas, desarrollan síntomas psicosomáticos (parecidos a la ansiedad), problemas de comportamiento (suelen estar enfadados con el mundo) o sufren acoso escolar (por ser un blanco fácil). Cabe apuntar que según los expertos en Educación, el 10% de la población sufre dislexia, tiene una fuerte carga hereditaria y el 40% del abandono escolar está relacionado directa o indirectamente con la dislexia.
Hasta hace unos meses en esta provincia no había ningún lugar, aparte del propio centro escolar, al que pudieran acudir las familias o el propio profesorado para buscar apoyo ante la sospecha de un alumnos con este trastorno del aprendizaje. Ahora, gracias a la iniciativa de Lucía Alcántara y de un grupo de madres ha nacido Dislexia Cádiz. «El objetivo es informar y concienciar a la comunidad escolar de este problema, además de ofrecer nuestro apoyo y nuestra propia experiencia a quienes estén sufriendo por esto», apunta Alcántara.
Soluciones
Por increíble que parezca, las soluciones son relativamente fáciles y económicas. Una vez diagnosticado el problema, que suele ser uno de los principales obstáculos aún en pleno siglo XXI, el alumnado con dislexia mejora notablemente con sólo unas adaptaciones no significativas (es decir, el estudiante trabaja los mismos contenidos que el resto pero acceden a la información de otra manera).
Entre las medidas más eficaces se encuentran: proximidad física en su ubicación del aula; comprobar que el niño ha comprendido el material escrito, explicándoselo verbalmente, por ejemplo; realizar exámenes orales; favorecerles el uso de la informática (se manejen muy bien con teclados); usar para los exámenes folios formato A3, letra Arial no cursiva y tamaño 14; asegurarse de que no ha dejado ninguna pregunta sin contestar (se las saltan sin querer), no exigirles en ortografía (si tiene este trastorno, que no todos lo presentan). En resumen, sólo con conocimiento e implicación se puede mejorar la vida de miles de alumnos gaditanos.
La asociación Dislexia Cádiz tiene sede en Jerez de la Frontera desde donde atiende a toda la provincia. Si tiene alguna sospecha de que su hijo o hija padece este trastorno del aprendizaje puede ponerse en contacto a través de: dislexiacadiz@gmail.com o través de su página de Facebook Asociación Dislexia Cádiz.
Algunos datos más
El 10% de la población padece dislexia, en la mayoría de los casos, sin diagnosticar
Qué es la dislexia
Es una dificultad de aprendizaje, de origen neurobiológico y con una fuerte carga hereditaria. Consiste principalmente en presentar dificultades específicas y persistentes a la hora de leer y de escribir, existiendo dificultades también en otras áreas como la comprensión lectora, la atención, la baja memoria a corto plazo, dificultades para integrar las nociones de espacio y de tiempo (días de la semana, meses del año, las horas, la gestión del tiempo), diferenciar entre derecha e izquierda, letra ilegible.
El 40% del fracaso escolar está vinculado directa o indirectamente a un trastorno de dislexia.
Síntomas
La persona afectada suele tener una inteligencia normal o por encima de la media. La dislexia suele venir acompañada de diferentes trastornos asociados como disortografía, disgrafía, discalculia o déficit de atención pero no todos han de presentarse a la vez.
La voz digital
22/06/2016