El sistema para identificar las neuronas muertas o moribundas tiene implicaciones para el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el párkinson
El cerebro, incluso el de ese compañero de trabajo tan estúpido, es un órgano con unos estándares de calidad muy elevados. El 80% de las neuronas que generamos de adultos no llegan a madurar y los restos de ese proceso de selección son basura que alguien debe retirar para que no se produzcan daños. La encargada de limpiar todas esas aspirantes a neuronas rechazadas es la microglía y su buen funcionamiento tiene consecuencias sobre nuestra salud mental. Un estudio reciente publicado en la revista Nature ha tratado de comprender ese mecanismo y ha obtenido información que en un futuro podrán emplear para combatir enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer.
El trabajo, realizado en ratones de laboratorio, analizó la función de unos receptores bautizados como TAM esenciales para un buen funcionamiento de los servicios de limpieza. Esos receptores identifican las células que se deben limpiar y permiten así que los macrófagos que forman la microglía se coman las neuronas inútiles. Los autores, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Salk Institute de Estados Unidos, observaron que este mecanismo no solo retiraba las células muertas. “Vimos que también reconocen las neuronas debilitadas, que están bajo estrés, y las eliminan. Es como si se las comiesen vivas”, explica Paqui González Través, del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, en Madrid (CSIC/UAM).
González Través, que colaboró en esta investigación durante una estancia en el Instituto Salk, cuenta también que “en ausencia de estos receptores, parte de esas neuronas defectuosas son capaces de recuperarse, diferenciarse y llegar a madurar y formar neuronas normales”. Los investigadores observaron que este detalle tenía implicaciones en ratones modificados para desarrollar párkinson. “En estos ratones vimos un aumento de la expresión de Axl [uno de los receptores], lo que es una señal de inflamación”, indica la investigadora.
Más llamativo aún fue lo que sucedió cuando los científicos anularon en esos ratones enfermos la producción de Axl y Mer, dos de los encargados de identificar las neuronas para su destrucción. Como era de esperar, los cerebros de esos ratones acumularon residuos, pero también, un mayor número de neuronas imperfectas, que habrían sido señaladas por los dos delatores moleculares para ser aniquiladas, sobrevivían hasta llegar a ser neuronas adultas. En unos animales con el sistema neuronal dañado, este defecto se convertía en una virtud y ralentizaba el avance de la enfermedad.
Ahora, a partir de esta información obtenida en ratones, los científicos quieren aprender a modular la función de los receptores, algo que permitiría utilizar técnicas similares a la inmunoterapia, con importantes éxitos en el tratamiento del cáncer, para hacer frente a dolencias neurodegenerativas.
El Pais
5/06/2016