Frente a la puerta de Murillo del Museo Nacional del Prado se apilan varios grupos de estudiantes. Es una tarde más bien gris y la mayoría están absortos con sus smartphones. De repente, algo capta su atención. Son tres mujeres y tres hombres que comienzan a moverse de una forma algo extraña. Lentamente alzan sus brazos y retuercen sus cuerpos, que se buscan y entrelazan. Giran con el único punto de apoyo de un pie y lo hacen con aparente facilidad, pero uno sabe que resultaría ridículo imitándoles. Poco a poco, esa marea de cuerpos en movimiento capta la atención de los chavales. Varios enfocan sus Iphones para grabarles y otros abren la boca como si estuvieran viendo un Ovni.
La gente que sale del Jardín Botánico también se sorprende al verlos. Especialmente, cuando van hacia ellos para interactuar. Ahí, se mezcla el estupor ("¿pero qué hacen?") con alguna espontánea que se apunta al baile. Los hay que creen que es una 'performance' y algo de eso hay. En realidad, se trata de una improvisación de los bailarines de la Compañía Nacional de Danza para celebrar que hoy, 29 de abril, se festeja el Día Internacional de la Danza.
Durante toda la jornada, la formación comandada por Juan Carlos Martínez estará en la Nave 16 del Matadero, muy cerca de su sede oficial, desarrollando un proyecto con la asociación Plena Inclusión, que pretende acercar a los discapacitados intelectuales al arte. La idea es presenciar una clase abierta de su director y luego hacer un taller de baile con los asistentes. 300 personas ya se han apuntado al evento, muchas de ellas discapacitados. La actividad es gratuita y aunque el cupo, a priori, está lleno siempre se puede intentar pasarse a última hora. "Esperamos que queden huecos y bailar con todo el que se acerque", nos cuentan.
Los 'bailarines del Prado' son Agnes López del Río, Isaac Montllor, Elisabet Biosca, Mattia Russo, Mar Aguilo y Antonio de Rosa. Ellos forman parte del elenco de Home , una espectacular pieza que ha agotado las entradas de La pensión de las pulgas durante los meses de marzo y abril. Ver sus coreografías a escasos centímetros no tiene precio. En el horizonte la CND tiene una gira por toda España con su ballet Don Quijote, con el que actuarán en el Festival de Almagro. Jornada festiva y reivindicativaPese al ambiente festivo del Día Internacional de la Danza, cabe preguntarse algo: ¿Quién querría dedicar su vida a algo te rompe la espalda y te deja la cartera vacía? Sin duda, gente con mucha pasión.
"La danza es una vocación muy sacrificada pero maravillosa. Demanda tanto de ti, que si hubieras escogido otro camino en la vida, serías otra persona", explica Agnes López del Río. "Los bailarines convivimos con el dolor, no hay un sólo día que no te duela algo pero es normal con el esfuerzo físico que hacemos. Tienes que forzar tu cuerpo a límites que no son los naturales, pero eso es adictivo. Ese sacrificio, la disciplina, las ganas de superación...", prosigue Isaac MontllorAmbos se someten a entrenamientos diarios de seis horas para estar a la altura de las exigencias de la compañía.
Si luego hay funciones, las jornadas pueden llegar a ser de 13 horas. "A eso súmale el ejercicio que hacer con yoga, pilates o gimnasio para entrenar tu cuerpo", añaden.
A pesar de todo este sacrificio, la danza sigue siendo la Cenicienta de las artes escénicas. Por eso, quieren aprovechar el día para reivindicar su arte. "Nos programan poco y es una pena". Efectivamente, en Madrid tan sólo los Teatros del Canal apuestan de forma clara por el baile pero no ninguno dedicado en exclusiva a este género.
"Al final, es una cosa de educación, por eso trabajamos mucho el tema pedagógico. Hay que acabar con la idea de que el baile es algo elitista. No hace falta entender para disfrutarlo, pasa igual que con un Rothko. Lo que importa es lo que sientas. Somos tan accesibles como el Museo del Prado", prosigue Agnes. Al final, si a todo el mundo le gusta salir a bailar un viernes por la noche, ¿por qué no seguir ahondando en la relación con nuestros cuerpos? En la Compañía Nacional de Danza demuestran cosas que nuestra anatomía es capz de hacer y que muchos no creerían.
El Mundo
29/04/2016