Laura necesita su voz como el pan. O mejor dicho, para ganar el pan requiere de su voz. Sin embargo, lleva desde agosto de 2015 sin poder acudir a su puesto de trabajo. La culpa la tienen unos nódulos en la garganta, que no aparecieron por casualidad: sus jornadas de trabajo en una empresa de telemarketing le han provocado esta dolencia en las cuerdas vocales, severamente castigadas por tantas horas en el teléfono. Sin embargo, han tenido que pasar seis meses para que la Seguridad Social reconociese que sufre una enfermedad profesional.
En realidad, Laura no se llama Laura. Es un nombre ficticio, pero su caso es tan real como el dictamen emitido por la delegación del Instituto Nacional de la Seguridad Social en Bizkaia a instancias de CCOO Euskadi, sindicato que ha llevado su caso. Como muestra, un botón: la trabajadora prefirió no hacer declaraciones sobre su victoria. Ni mucho menos dar su nombre, o el del call center vizcaíno en el que trabaja. Ha ganado, pero el miedo va por dentro.
“En materia de salud, la precariedad está a la orden del día en nuestro sector”, afirma a Público Ana Isabel Sordo, delegada de CCOO en otra empresa de ese mismo ámbito. Ella sí se anima a hablar. “Existen jornadas de trabajo interminables, siempre usando la voz, en lugares que no siempre están adaptados: estás todo el tiempo escuchando a tu compañero de al lado, lo que te obliga a elevar aún más el tono”, describe.
En ese contexto, Sordo advierte que el sector del telemarketing es muy propicio “para el estrés y la ansiedad”. Así lo atestiguan las reiteradas denuncias que tanto CCOO como otros sindicatos han formulado en distintas empresas, no siempre con resultados favorables a sus intereses. “Nuestra herramienta de trabajo es la voz. Por tanto, que reconozcan el carácter profesional de este tipo de enfermedades supone mucho para nosotras”, afirma la trabajadora.
Excesiva carga de trabajo
El responsable de Salud Laboral en CCOO del País Vasco, Alfonso Ríos, conoce muy bien este tipo de situaciones. “Hemos tenido diferentes casos de personas que trabajan en el telemarketing y que vienen al sindicato con problemas de nódulos en las cuerdas vocales o con riesgos psicosociales, generados por una excesiva carga de trabajo”, comentó el sindicalista a Público. “El hecho de estar mucho tiempo seguido hablando provoca estos problemas”, subraya.
De hecho, los nódulos están contemplados como una enfermedad laboral para quienes cumplen funciones en empresas de telemarketing. Está escrito en la ley, pero muchas veces –como en el caso de Laura– no alcanza para que las mutuas actúen en consecuencia. “Del mismo modo, hay mucha gente que desconoce cuáles son las enfermedades profesionales que están reconocidas en su sector”, destaca Ríos.
En cualquier caso, el desconocimiento del personal no exime a los empresarios de cumplir con sus deberes. “Una vigilancia de la salud en el trabajo adecuada y de calidad –señala este sindicalista– resulta fundamental para detectar a tiempo este tipo de dolencias e implantar las medidas preventivas adecuadas”. Y cuando ello no ocurre, “lo que la trabajadora o trabajador debe hacer es acudir a su mutua en lugar de ir al médico de cabecera”, subraya. ¿El objetivo? Impedir que una enfermedad profesional se camufle de baja médica.
Publico
2/03/2016