El síndrome de Down no es causa de obesidad; sin embargo, quienes lo padecen tienden a ganar poco peso durante sus dos primeros años de vida y en la prepubertad exhiben un incremento mayor al resto de la población, afirmó en la UNAM Karla Adney Flores Arizmendi, de la Clínica de Atención Integral al Niño con Síndrome de Down, del Instituto Nacional de Pediatría.
Hay factores presuntamente relacionados con estos cambios. Inicialmente, los infantes con esa condición presentan desnutrición, quizá por cardiopatías, pues más de la mitad puede desarrollar algún problema en el corazón, dijo.
Además, se ha visto que los requerimientos energéticos aumentarán, lo que generará un estado de hipoxia crónica, que induce acidosis a nivel de la sangre y se relaciona con anorexia al provocar poca hambre, precisó.
En consecuencia, aumenta la presión abdominal y tienen mayor probabilidad de experimentar reflujo gastroesofágico y vaciamiento intestinal lento, agregó al participar del IV Simposio Avances y Perspectivas en el Conocimiento del Síndrome de Down y otros Desórdenes del Neurodesarrollo, realizado en la Facultad de Psicología de la UNAM.
Otro factor son las malformaciones intestinales que llevan a malabsorción, lo cual deviene en una nutrición insuficiente mientras son bebés, añadió en el auditorio Luis Lara Tapia.
Algunos pacientes generan complicaciones por la masticación y la deglución. Se ha observado escasa coordinación entre los músculos orofaciales debido al pobre control neuromotor; además, se registran anomalías dentales porque las piezas brotan después del primer año, y al salir, lo hacen transpuestas porque la cavidad oral es más pequeña de lo normal y en ocasiones el paladar es alto.
A esto se suma que menos del 15 por ciento de estos infantes ha tenido una lactancia materna adecuada, indicó.
Inicialmente, se deben tratar las causas orgánicas de la propensión, pues la mayoría de las cardiopatías se corrigen en los primeros tres años de vida; asimismo, se debe aplicar terapia orofacial desde los 45 días de nacido, señaló en la charla Factores nutricionales en el síndrome de Down.
Entre los elementos de riesgo que incrementan el sobrepeso y la obesidad en individuos con esta anomalía cromosomática están las disfunciones tiroidales, niveles de leptina (hormona de la saciedad) alterados, la incapacidad de quemar las mismas calorías que otras personas y una masticación y dietas deficientes.
Por lo tanto, las estrategias para combatir esta condición tienen que ver con la optimización de los hábitos alimenticios, el aumento de la actividad física y la modificación de la conducta de la familia, concluyó
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6/02/2016