Es común ver a gente, sobre todo, jóvenes, con un par de audífonos literalmente pegados a las orejas y al más alto volumen; probablemente, inconscientes del daño que puede llegar a causar a su aparato auditivo una exposición prolongada al ruido.

Los aparatos de audio para entretenimiento personal (CD players, radios portátiles y otros) son llamados por los médicos otorrinolaringólogos “las fábricas más baratas de sordos”.

Existe una amplia gama de problemas de audición; sin embargo, entre las más comunes se encuentra la hipoacusia, que es la disminución del nivel de audición de una persona por debajo de lo normal.

También está la presbiacusia, que es la pérdida de la agudeza auditiva, producida por atrofia del órgano sensorial del oído por falta de oxígeno, causado por una mala circulación por el endurecimiento de las arterias.

Los otorrinolaringólogos señalan que es muy importante detectar las hipoacusias en los niños, aun cuando se trata de hipoacusias leves, porque mientras más pronto se haga el diagnóstico, más precozmente se hará el tratamiento (en caso de ser posible), la estimulación y la adecuación al medio. De lo contrario, y si afecta a ambos oídos, el lenguaje y el aprendizaje se verán resentidos.

Manuel Batres, médico especialista, con más de 30 años de experiencia, y actual jefe de otorrinolaringología del Hospital Rosales, ejemplifica: “Así como una luz intensa puede dañar a los ojos, sonidos intensos y de alta frecuencia pueden afectar las estructuras neuroseonsoriales del oído interno y ser causantes de sorderas tempranas en pacientes jóvenes. Y no solo esto, sino que hay personas en ambientes laborales tremendamente ruidosos y aunque saben o han sido advertidos de que se protejan, no lo hacen. En el aeropuerto, por ejemplo, a muy pocas personas he visto, de las que trabajan ayudando a parquear a los aviones, con protectores”, asegura.

laprensagrafica.com
5/10/2005