Que casi el 70% de los profesores españoles estén desempeñando la docencia sin haberse sometido a ninguna evaluación o control de calidad periódicos, más allá del examen de oposición con el que ganaron la plaza, es cuando menos preocupante. Así lo considera la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que este martes ha lanzado una nueva advertencia a España: "Para mejorar la calidad de las escuelas y de los entornos de aprendizaje es fundamental que maestros y profesores sean objeto de un seguimiento y de una valoración regular", algo que ahora mismo no ocurre en España. Ni siquiera está previsto en la controvertida ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE), aprobada hace menos de dos años.

España ha de dotarse, aconseja la OCDE, de mecanismos que permitan a los profesores "progresar en su carrera profesional, asumir nuevos roles y responsabilidades y premiar la enseñanza eficaz", según recoge el informe anual Education at a glance (Panorama de la educación), que presenta datos sobre la educación desde la primera infancia, la educación superior, el mercado laboral, la equidad en la educación o la utilización de las TIC en el sistema educativo, entre otros.

El problema es que, en estos momentos, no existen mecanismos para evaluar a los maestros y determinar quiénes lo hacen bien y quiénes deben mejorar", advertía recientemente, en declaraciones a este diario, Maria Vinuesa, miembro de la junta directiva de la Associació de Mestres Rosa Sensat. La OCDE constata, en la publicación presentada este martes, que efectivamente la evaluación regular de un maestro, la evaluación para promocionar o la que sirve para premiar o reconocer con una mejor retribución no están reguladas en España. En 11 de los 34 países que forman parte de este estudio de la OCDE la evaluación regular de los profesores afecta a su remuneración.

"Los modelos que se han intentado implantar hasta ahora, como el de los estadios docentes que aplica la Generalitat desde hace unos años, son mejorables", lamenta el profesor de Pedagogía de la Universitat de Barcelona (UB), Enric Prats. "En ese modelo, por ejemplo, el mérito más importante es la antigüedad, por encima incluso de la formación", agrega. Por eso, prosigue Prats, "difícilmente se puede detectar al profesor que intenta ir más allá en sus clases, porque se está midiendo la cantidad de horas docentes, no la calidad de esas horas".

Otro problema añadido (aunque no es exclusivo de España, según la OCDE) es la edad media de la profesión, que en la última década se ha envejecido de media en todo el territorio que ha participado en el informe. En el 2013, el 36% de los profesores que ejercían en institutos de secundaria tenían más de 50 años, tres puntos más que en el 2005.


RATIO DE ALUMNOS POR AULA

Sobre las ratios, el documento indica que la media española en la ESO es de 25 alumnos por aula, ligeramente superior a la de la OCDE (24 alumnos); y en primaria es de 22 frente a los 21 de la media de la OCDE. El tiempo dedicado por los docentes españoles para mantener el orden en clase es similar a la media de los países del estudio.

"Las clases pequeñas son beneficiosas porque permiten a los maestros a centrarse más en las necesidades individuales de los estudiantes y reducir el tiempo para hacer frente a las interrupciones", indica el texto, en base al informe Talis que la OCDE dedicó en el 2013 a la profesión docente. En él se subraya que por cada alumno de más que hay en un aula, disminuye 0,5 puntos porcentuales el tiempo dedicado a la instrucción y aprendizaje.

El Periodico
24/11/2015